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El budismo Una conferencia por Jorge Luis Borges

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El tema de hoy será el budismo. No entraré en esa larga historia que empezó hace dos mil quinientos años en Benares, cuando un príncipe de Nepal - Siddharta o Gautama -, que había llegado a ser el Buddha, hizo girar la rueda de la ley, proclamó las cuatro nobles verdades y el óctuple sendero. Hablaré de lo esencial de esa religión, la más difundida del mundo. Los elementos del budismo se han conservado desde el siglo v antes de Cristo: es decir, desde la época de Heráclito, de Pitágoras, de Zenón, hasta nuestro tiempo, cuando el doctor Suzuki la expone en el Japón. Los elementos son los mismos. La religión ahora está incrustada de mitología, de astronomía, de extrañas creencias, de magia, pero ya que el tema es complejo, me limitaré a lo que tienen en común las diversas sectas. Éstas pueden corresponder al Hinayana o el pequeño vehículo. Consideremos ante todo la longevidad del budismo.

Esa longevidad puede explicarse por razones históricas, pero tales razones son fortuitas o, mejor dicho, son discutibles, falibles. Creo que hay dos causas fundamentales. La primera es la tolerancia del budismo. Esa extraña tolerancia no corresponde, como en el caso de otras religiones, a distintas épocas: el budismo siempre fue tolerante.

No ha recurrido nunca al hierro o al fuego, nunca ha pensado que el hierro o el fuego fueran persuasivos. Cuando Asoka, emperador de la India, se hizo budista, no trató de imponer a nadie su nueva religión. Un buen budista puede ser luterano, o metodista, o presbiteriano, o calvinista, o sintoísta, o taoísta, o católico, puede ser prosélito del Islam o de la religión judía, con toda libertad. En cambio, no le está permitido a un cristiano, a un judío, a un musulmán, ser budista.

La tolerancia del budismo no es una debilidad, sino que pertenece a su índole misma. El budismo fue, ante todo, lo que podemos llamar un yoga. ¿Qué es la palabra yoga? Es la misma palabra que usamos cuando decimos yugo y que tiene su origen en el latín yugu.

Un yugo, una disciplina que el hombre se impone. Luego, si comprendemos lo que el Buddha predicó en aquel primer sermón del Parque de las Gacelas de Benares hace dos mil quinientos años, habremos comprendido el budismo. Salvo que no se trata de comprender, se trata de sentido de un modo hondo, de sentido en cuerpo y alma; salvo, también, que el budismo no admite la realidad del cuerpo ni del alma. Trataré de exponerlo.

Además, hay otra razón. El budismo exige mucho de nuestra fe. Es natural, ya que toda religión es un acto de fe. Así como la patria es un acto de fe. ¿Qué es, me he preguntado muchas veces, ser argentino? Ser argentino es sentir que somos argentinos. ¿Qué es ser budista?

Ser budista, es, no comprender, porque eso puede cumplirse en pocos minutos, sentir las cuatro nobles verdades y el óctuple camino.

No entraremos en los vericuetos del óctuple camino, pues esa cifra obedece al hábito hindú de dividir y subdividir, pero si en las cuatro nobles verdades.

Hay, además, la leyenda del Buddha. Podemos descreer de esa leyenda. Tengo un amigo japonés, budista zen, con el cual he mantenido largas y amistosas discusiones. Yo le decía que creía en la verdad histórica del Buddha. Creía, y creo, que hace dos mil quinientos años hubo un príncipe del Nepal llamado Siddharta o Gautama que llegó a ser el Buddha, es decir, el Despierto, el Lúcido -a diferencia de nosotros que estamos dormidos o que estamos soñando ese largo sueño que es la vida -. Recuerdo una frase de Joyce: "La historia es una pesadilla de la que quiero despertarme." Pues bien, Siddharta, a la edad de treinta años, llegó a despertarse y a ser el Buddha.

Con aquel amigo que era budista (yo no estoy seguro de ser cristiano y estoy seguro de no ser budista) yo discutía y le decía: "¿Por qué no creer en el príncipe Siddharta, que nació en Kapilovastu quinientos años antes de la era cristiana?" Él me respondía: "Porque no tiene ninguna importancia; lo importante es creer en la Doctrina". Agregó, creo que con más ingenio que verdad, que creer en la existencia histórica del Buddha o interesarse en ella seria algo así como confundir el estudio de las matemáticas con la biografía de Pitágoras o Newton. Uno de los temas de meditación que tienen los monjes en los monasterios de la China y el Japón, es dudar de la existencia del Buddha. Es una de las dudas que deben imponerse para llegar a la verdad.

Las otras religiones exigen mucho de nuestra credulidad. Si somos cristianos, debemos creer que una de las tres personas de la Divinidad condescendió a ser hombre y fue crucificado en Judea. Si somos musulmanes tenemos que creer que no hay otro dios que Dios y que Muhammad es su apóstol. Podemos ser buenos budistas y negar que el Buddha existió o, mejor dicho, podemos pensar, debemos pensar que no es importante nuestra creencia en lo histórico: lo importante es creer en la Doctrina. Sin embargo, la leyenda del Buddha es tan hermosa que no podemos dejar de referirla.

Los franceses se han dedicado con especial atención al estudio dé la leyenda del Buddha. Su argumento es éste: la biografía del Buddha es lo que le ocurrió a un solo hombre en un breve periodo de tiempo. Puede haber sido de este modo o de tal otro. En cambio, la leyenda del Buddha ha iluminado y sigue iluminando a millones de hombres. La leyenda es la que ha inspirado tantas hermosas pinturas esculturas y poemas. El budismo, además de ser una religión, es una mitología, una cosmología, un sistema metafísico, o, mejor dicho, una serie de sistemas metafísicos, que no se entienden y que discuten entre sí.

La leyenda del Buddha es iluminativa y su creencia no se impone.

En el Japón se insiste en la no historicidad del Buddha. Pero sí en la Doctrina. La leyenda empieza en el cielo. En el cielo hay alguien que durante siglos y siglos, podemos decir literalmente, durante un número infinito de siglos, ha ido perfeccionándose hasta comprender que en la próxima encarnación será el Buddha.

Elige el continente en que ha de nacer. Según la cosmogonía budista el mundo está dividido en cuatro continentes triangulares yen el centro hay una montaña de oro: el monte Meru. Nacerá en el que corresponde a la India. Elige el siglo en que nacerá; elige la casta, elige la madre. Ahora, la parte terrenal de la leyenda. Hay una reina, Maya. Maya significa ilusión. La reina tiene un sueño que corre el albur de parecernos extravagante pero no lo es para los hindúes.

Casada con el rey Suddhodana, soñó que un elefante blanco de seis colmillos, que erraba en las montañas del oro, entró en su costado izquierdo sin causarle dolor. Se despierta; el rey convoca a sus astrólogos y éstos le explican que la reina dará a luz un hijo que podrá ser el emperador del mundo o que podrá ser el Buddha: el Despierto, el Lúcido, el ser destinado a salvar a todos los hombres. Previsiblemente, el rey elige el primer destino: quiere que su hijo sea el emperador del mundo.

Volvamos al detalle del elefante blanco de seis colmillos. Oldemberg hace notar que el elefante de la India es animal doméstico y cotidiano. El color blanco es siempre símbolo de inocencia. ¿Por qué seis colmillos? Tenemos que recordar (habrá que recurrir a la historia alguna vez) que el número seis, que para nosotros es arbitrario y de algún modo incómodo (ya que preferimos el tres o el siete), no lo es en la India, donde se cree que hay seis dimensiones en el espacio: arriba, abajo, atrás, adelante, derecha, izquierda. Un elefante blanco de seis colmillos no es extravagante para los hindúes.

El rey convoca a los magos y la reina da a luz sin dolor. Una higuera inclina sus ramas para ayudarla. El hijo nace de pie y al nacer da cuatro pasos: al Norte, al Sur, al Este y al Oeste, y dice con voz de león: "Soy el incomparable; éste será mi último nacimiento". Los hindúes creen en un número infinito de nacimientos anteriores. El príncipe crece, es el mejor arquero, es el mejor jinete, el mejor nadador, el mejor atleta, el mejor calígrafo, confuta a todos los doctores (aquí podemos pensar en Cristo y los doctores). A los dieciséis años se casa.

El padre sabe - los astrólogos se lo han dicho - que su hijo corre el peligro de ser el Buddha, el hombre que salva a todos los demás si conoce cuatro hechos que son: la vejez, la enfermedad, la muerte y el ascetismo. Recluye a su hijo en un palacio, le suministra un harén, no diré la cifra de mujeres porque corresponde a una exageración hindú evidente. Pero, por qué no decirlo: eran ochenta y cuatro mil.

El príncipe vive una vida feliz; ignora que hay sufrimiento en el mundo, ya que le ocultan la vejez, la enfermedad y la muerte. El día predestinado sale en su carroza por una de las cuatro puertas del palacio rectangular. Digamos, por la puerta del Norte. Recorre un trecho y ve un ser distinto de todos los que ha visto. Está encorvado, arrugado, no tiene pelo. Apenas puede caminar, apoyándose en un bastón. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. El cochero le contesta que es un anciano y que todos seremos ese hombre si seguimos viviendo.

El príncipe vuelve al palacio, perturbado. Al cabo de seis días vuelve a salir por la puerta del Sur. Ve en una zanja a un hombre aún más extraño, con la blancura de la lepra y el rostro demacrado. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. Es un enfermo, le contesta el cochero; todos seremos ese hombre si seguimos viviendo. El príncipe, ya muy inquieto, vuelve al palacio. Seis días más tarde sale nuevamente y ve a un hombre que parece dormido, pero cuyo color no es el de esta vida. A ese hombre lo llevan otros. Pregunta quién es. El cochero le dice que es un muerto y que todos seremos ese muerto si vivimos lo suficiente.

El príncipe está desolado. Tres horribles verdades le han sido reveladas: la verdad de la vejez, la verdad de la enfermedad, la verdad de la muerte. Sale una cuarta vez. Ve a un hombre casi desnudo, cuyo rostro está lleno de serenidad. Pregunta quién es. Le dicen que es un asceta, un hombre que ha renunciado a todo y que ha logrado la beatitud.

El príncipe resuelve abandonar todo; él, que ha llevado una vida tan rica. El budismo cree que el ascetismo puede convenir, pero después de haber probado la vida. No se cree que nadie deba empezar negándose nada. Hay que apurar la vida hasta las heces y luego desengañarse de ella; pero no sin conocimiento de ella.

El príncipe resuelve ser el Buddha. En ese momento le traen una noticia: su mujer, Jasodhara, ha dado a luz un hijo. Exclama: "Un vínculo ha sido forjado." Es el hijo que lo ata a la vida. Por eso le dan el nombre de Vínculo. Siddharta está en su harén, mira a esas mujeres que son jóvenes y bellas y las ve ancianas horribles, leprosas. Va al aposento de su mujer. Está durmiendo. Tiene al niño en los brazos. Está por besarla, pero comprende que si la besa no podrá desprenderse de ella, y se va.

Busca maestros. Aquí tenemos una parte de la biografía que puede no ser legendaria. ¿Por qué mostrarlo discípulo de maestros que después abandonará? Los maestros le enseñan el ascetismo, que él ejerce durante mucho tiempo. Al final está tirado en medio del campo, su cuerpo está inmóvil y los dioses que lo ven desde los treinta y tres cielos, piensan que ha muerto. Uno de ellos, el más sabio, dice:

"No, no ha muerto; será el Buddha". El príncipe se despierta, corre a un arroyo que está cerca, toma un poco de alimento y se sienta bajo la higuera sagrada: el árbol de la ley, podríamos decir.

Sigue un entreacto mágico, que tiene su correspondencia con los Evangelios: es la lucha con el demonio. El demonio se llama Mara.

Ya hemos visto esa palabra nightmare, demonio de la noche. El demonio siente que domina el mundo pero que ahora corre peligro y sale de su palacio. Se han roto las cuerdas de sus instrumentos de música, el agua se ha secado en las cisternas. Apresta sus ejércitos, monota en el elefante que tiene no sé cuántas millas de altura, multiplica sus brazos, multiplica sus armas y ataca al príncipe. El príncipe está sentado al atardecer bajo el árbol del conocimiento, ese árbol que ha nacido al mismo tiempo que él.

El demonio y sus huestes de tigres, leones, camellos, elefantes y guerreros monstruosos le arrojan flechas. Cuando llegan a él, son flores. Le arrojan montañas de fuego, que forman un dosel sobre su cabeza. El príncipe medita inmóvil, con los brazos cruzados. Quizá no sepa que lo están atacando. Piensa en la vida; está llegando al nirvana, a la salvación. Antes de la caída del sol, el demonio ha sido derrotado. Sigue una larga noche de meditación; al cabo de esa noche, Siddharta ya no es Siddharta. Es el Buddha: ha llegado al nirvana.

Resuelve predicar la ley. Se levanta, ya se ha salvado, quiere salvar a los demás. Predica su primer sermón en el Parque de las Gacelas de Benares. Luego otro sermón, el del fuego, en el que dice que todo está ardiendo: almas, cuerpos, cosas están en: fuego. Más o menos por aquella fecha, Heráclito de Éfeso decía que todo es fuego.

Su ley no es la del ascetismo, ya que para el Buddha el ascetismo es un error. El hombre no debe abandonarse a la vida carnal porque la vida carnal es baja, innoble, bochornosa y dolorosa; tampoco al ascetismo, que también es innoble y doloroso. Predica una vía media -para seguir la terminología teológica -, ya ha alcanzado el nirvana y vive cuarenta y tantos años, que dedica a la prédica. Podría haber sido inmortal pero elige el momento de su muerte, cuando ya tiene muchos discípulos.

Muere en casa de un herrero. Sus discípulos lo rodean. Están desesperados. ¿Qué van a hacer sin él? Les dice que él no existe, que es un hombre como ellos, tan irreal y tan mortal como ellos, pero que les deja su Ley. Aquí tenemos una gran diferencia con Cristo. Creo que Jesús les dice a sus discípulos que si dos están reunidos, él será el tercero. En cambio, el Buddha les dice: les dejo mi Ley. Es decir, ha puesto en movimiento la rueda de la ley en el primer sermón. Luego vendrá la historia del budismo. Son muchos los hechos: el lamaísmo, el budismo mágico, el Mahayana o gran vehículo, que sigue al Hinavana o pequeño vehículo, el budismo zen del Japón.

Yo tengo para mí que si hay dos budismos que se parecen, que son casi idénticos, son el que predicó el Buddha y lo que se enseña ahora en la China y el Japón, el budismo zen. Lo demás son incrustaciones mitológicas, fábulas. Algunas de esas fábulas son interesantes. Se sabe que el Buddha podía ejercer milagros, pero al igual que a Jesucristo, le desagradaban los milagros, le desagradaba ejercerlos. Le parece una ostentación vulgar. Hay una historia que contaré: la del bol de sándalo.

Un mercader, en una ciudad de la India, hace tallar un pedazo de sándalo en forma de bol. Lo pone en lo alto de una serie de cañas de bambú, una especie de altísimo palo enjabonado. Dice que dará el bol de sándalo a quien pueda alcanzarlo. Hay maestros heréticos que lo intentan en vano. Quieren sobornar al mercader para que diga que lo han alcanzado. El mercader se niega y llega un discípulo menor del Buddha. Su nombre no se menciona, fuera de ese episodio.

El discípulo se eleva por el aire, vuela seis veces alrededor del bol, lo recoge y se lo entrega al mercader. Cuando el Buddha oye la historia lo hace expulsar de la orden, por haber realizado algo tan baladí.

Pero también el Buddha hizo milagros. Por ejemplo éste, un milagro de cortesía. El Buddha tiene que atravesar un desierto a la hora del mediodía. Los dioses, desde sus treinta y tres cielos, le arrojan una sombrilla cada uno. El Buddha, que no quiere desairar a ninguno de los dioses, se multiplica en treinta y tres Buddhas, de modo que cada uno de los dioses ve, desde arriba, un Buddha protegido por la sombrilla que le ha arrojado.

Entre los hechos del Buddha hay uno iluminativo: la parábola de la flecha. Un hombre ha sido herido en batalla y no quiere que le saquen la flecha. Antes quiere saber el nombre del arquero, a qué casta pertenecía, el material de la flecha, en qué lugar estaba el arquero, qué longitud tiene la flecha. Mientras están discutiendo estas cuestiones, se muere. "En cambio -dice el Buddha-, yo enseño a arrancar la flecha." ¿Qué es la flecha? Es el universo. La flecha es la idea del yo, de todo lo que llevamos clavado. El Buddha dice que no debemos perder tiempo en cuestiones inútiles. Por ejemplo: ¿es finito o infinito el universo? ¿El Buddha vivirá después del nirvana o no? Todo eso es inútil, lo importante es que nos arranquemos la flecha.

Se trata de un exorcismo, de una ley de salvación.

Dice el Buddha: "Así como el vasto océano tiene un solo sabor, el sabor de la sal, el sabor de la leyes el sabor de la salvación". La ley que él enseña es vasta como el mar pero tiene un solo sabor: el sabor de la salvación. Desde luego, los continuadores se han perdido (o han encontrado tal vez mucho) en disquisiciones metafísicas. El fin del budismo no es ése. Un budista puede profesar cualquier religión, siempre que siga esa ley. Lo que importa es la salvación y las cuatro nobles verdades: el sufrimiento, el origen del sufrimiento, la curación del sufrimiento y el medio para llegar a la curación. Al final está el nirvana. El orden de las verdades no importa. Se ha dicho que corresponden a una antigua tradición médica en que se trata del mal, del diagnóstico, del tratamiento y de la cura. La cura, en este caso, es el nirvana.

Ahora llegamos a lo difícil. A lo que nuestras mentes occidentales tienden a rechazar. La transmigración, que para nosotros es un concepto ante todo poético. Lo que transmigra no es el alma, porque el budismo niega la existencia del alma, sino el karma, que es una suerte de organismo mental, que transmigra infinitas veces. En el Occidente esa idea está vinculada a varios pensadores, sobre todo a Pitágoras. Pitágoras reconoció el escudo con el que se había batido en la guerra de Troya, cuando él tenía otro nombre. En el décimo libro de La República de Platón está el sueño de Er. Ese soldado ve las almas que antes de beber en el rio del Olvido, eligen su destino. Agamenón elige ser un águila, Orfeo un cisne y Ulises -que alguna vez se llamó Nadie- elige ser el más modesto y el más desconocido de los hombres. .

Hay un pasaje de Empédocles de Agrigento que recuerda sus vidas anteriores: "Yo fui doncella, yo fui una rama, yo fui un ciervo y fui un mudo pez que surge del mar." César atribuye esa doctrina a los druidas. El poeta celta Taliesi dice que no hay una forma en el universo que no haya sido la suya: "He sido un jefe en la batalla, he sido una espada en la mano, he sido un puente que atraviesa sesenta ríos, estuve hechizado en la espuma del agua, he sido una estrella, he sido una luz, he sido un árbol, he sido una palabra en un libro, he sido un libro en el principio." Hay un poema de Rubén Darío, tal vez el más hermoso de los suyos, que empieza así: "Yo fui un soldado que durmió en el lecho / de Cleopatra la reina..." La transmigración ha sido un gran tema de la literatura. La encontramos, también entre los místicos. Plotino dice que pasar de una vida a otra es como dormir en distintos lechos y en distintas habitaciones. Creo que todos hemos tenido alguna vez la sensación de haber vivido un momento parecido en vidas anteriores. En un hermoso poema de Dante Gabriel Rossetti, "Sudden light", se lee, I have been here before, "Yo estuve aquí". Se dirige a una mujer que ha poseído o que va a poseer y le dice: "Tú ya has sido mía y has sido mía un número infinito de veces y seguirás siendo mía infinitamente." Esto nos lleva a la doctrina de los ciclos, que está tan cerca del budismo, y que San Agustín refutó en La Ciudad de Dios.

Porque a los estoicos y a los pitagóricos les había llegado la noticia de la doctrina hindú: que el universo consta de un número infinito de ciclos que se miden por calpas. La calpa trasciende la imaginación de los hombres. Imaginemos una pared de hierro. Tiene dieciséis millas de alto y cada seiscientos años un ángel la roza. La roza con una tela finísima de Benares. Cuando la tela haya gastado la muralla que tiene dieciséis millas de alto, habrá pasado el primer día de una de las calpas y los dioses también duran lo que duran las calpas y después mueren.

La historia del universo está dividida en ciclos y en esos ciclos hay largos eclipses en los que no hay nada o en los que sólo quedan las palabras del Veda. Esas palabras son arquetipos que sirven para crear las cosas. La divinidad Brahma muere también y renace. Hay un momento bastante patético en el que Brahma se encuentra en su palacio. Ha renacido después de una de esas calpas, después de uno de esos eclipses. Recorre las habitaciones, que están vacías. Piensa en otros dioses. Los otros dioses surgen a su mandato; y creen que el Brahma los ha creado porque estaban ahí antes.

Detengámonos en esta visión de la historia del universo. En el budismo no hay un Dios; o puede haber un Dios pero no es lo esencial. Lo esencial es que creamos que nuestro destino ha sido prefijado por nuestro karma o karman. Si me ha tocado nacer en Buenos Aires en 1899, si me ha tocado ser ciego, si me ha tocado estar pronunciando esta noche esta conferencia ante ustedes, todo esto es obra de mi vida anterior. No hay un solo hecho de mi vida que no haya sido prefijado por mi vida anterior. Eso es lo que se llama el karma. El karma, ya lo he dicho, viene a ser una estructura mental, una finísima estructura mental.

Estamos tejiendo y entretejiendo en cada momento de nuestra vida. Es que tejen, no sólo nuestras voliciones, nuestros actos, nuestros semisueños, nuestro dormir, nuestra semivigilia: perpetuamente estamos tejiendo esa cosa. Cuando morimos, nace otro ser que hereda nuestro karma.

Deussen, discípulo de Schopenhauer, que quiso tanto al budismo, cuenta que se encontró en la India con un mendigo ciego y se compadeció de él. El mendigo le dijo: "Si yo he nacido ciego, ello se debe a las culpas cometidas en mi vida anterior; es justo que yo sea ciego".

La gente acepta el dolor. Gandhi se opone a la fundación de hospitales diciendo que los hospitales y las obras de beneficencia simplemente atrasan el pago de una deuda, que no hay que ayudar a los demás: si los demás sufren deben sufrir puesto que es una culpa que tienen que pagar y si yo los ayudo estoy demorando que paguen esa deuda, El karma es una ley cruel, pero tiene una curiosa consecuencia matemática: si mi vida actual está determinada por mi vida anterior, esa vida anterior estuvo determinada por otra; y ésa, por otra, y así sin fin. Es decir: la letra z estuvo determinada por la y, la y por la x, la x por la v, la v por la u, salvo que ese alfabeto tiene fin pero no tiene principio. Los budistas y los hindúes, en general, creen en un infinito actual; creen que para llegar a este momento ha pasado ya un tiempo infinito, y al decir infinito no quiero decir indefinido, innumerable, quiero decir estrictamente infinito.

De los seis destinos que están permitidos a los hombres (alguien puede ser un demonio, puede ser una planta, puede ser un animal), el más difícil es el de ser hombre, y debemos aprovecharlo para salvarnos.

El Buddha imagina en el fondo del mar una tortuga y una ajorca que flota. Cada seiscientos años, la tortuga saca la cabeza y seria muy raro que la cabeza calzara en la ajorca. Pues bien, dice el Buddha, "tan raro como el hecho de que suceda eso con la tortuga y la ajorca es el hecho de que seamos hombres. Debemos aprovechar el ser hombres para llegar al nirvana".

¿Cuál es la causa del sufrimiento, la causa de la vida, ya que negamos el concepto de un Dios, ya que no hay un dios personal que cree el universo? Ese concepto es lo que Buddha llama la zen. La palabra zen puede parecernos extraña, pero vamos a compararla con otras palabras que conocemos.

Pensemos por ejemplo en la Voluntad de Schopenhauer. Schopenhauer concibe Die Welt als Wille und Vorstellung, El mundo como voluntad y representación. Hay una voluntad que se encarna en cada uno de nosotros y produce esa representación que es el mundo.

Eso lo encontramos en otros filósofos con un nombre distinto. Bergson habla del élan vital, del ímpetu vital; Bernard Shaw, de the life force, la fuerza vital, que es lo mismo. Pero hay una diferencia: para Bergson y para Shaw el élan vital son fuerzas que deben imponerse, debemos seguir soñando el mundo, creando el mundo. Para Schopenhauer, para el sombrío Schopenhauer, y para el Buddha, el mundo es un sueño, debemos dejar de soñarlo y podemos llegar a ello mediante largos ejercicios. Tenemos al principio el sufrimiento, que viene a ser la zen. Y la zen produce la vida y la vida es, forzosamente, desdicha; ya que ¿qué es vivir? Vivir es nacer, envejecer, enfermarse, morir, además de otros males, entre ellos uno muy patético, que para el Buddha es uno de los más patéticos: no estar con quienes queremos.

Tenemos que renunciar a la pasión. El suicidio no sirve porque es acto apasionado. El hombre que se suicida está siempre en el mundo de los sueños. Debemos llegar a comprender que el mundo es una aparición, un sueño, que la vida es sueño. Pero eso debemos sentirlo profundamente, llegar a ello a través de los ejercicios de meditación.

En los monasterios budistas uno de los ejercicios es éste: el neófito tiene que vivir cada momento de su vida viviéndolo plenamente. Debe pensar: "ahora es el mediodía, ahora estoy atravesando el patio, ahora me encontraré con el superior", y al mismo tiempo debe pensar que el mediodía, el patio y el superior son irreales, son tan irreales como él y como sus pensamientos. Porque el budismo niega el yo.

Una de las desilusiones capitales es la del yo. El budismo concuerda así con Hume, con Schopenhauer y con nuestro Macedonia Fernández. No hay un sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales. Si digo "yo pienso", estoy incurriendo en un error, porque supongo un sujeto constante y luego una obra de ese sujeto, que es el pensamiento. No es así. Habría que decir, apunta Hume, no "yo pienso", sino "se piensa", como se dice "llueve". Al decir llueve, no pensamos que la lluvia ejerce una acción; no, está sucediendo algo. De igual modo, como se dice hace calor, hace frío, llueve, debemos decir: se piensa, se sufre, y evitar el sujeto.

En los monasterios budistas los neófitos son sometidos a una disciplina muy dura. Pueden abandonar el monasterio en el momento que quieran. Ni siquiera -me dice María Kodama - se anotan los nombres. El neófito entra en el monasterio y lo someten a trabajos muy duros. Duerme y al cabo de un cuarto de hora lo despiertan; tiene que lavar, tiene que barrer; si se duerme lo castigan físicamente. Así, tiene que pensar todo el tiempo, no en sus culpas, sino en la irrealidad de todo. Tiene que hacer un continuo ejercicio de irrealidad.

Llegamos ahora al budismo zen y a Bodhidharma. Bodhidharma fue el primer misionero, en el siglo VI. Bodhidharma se traslada de la India a la China y se encuentra con un emperador que había fomentado el budismo y le enumera monasterios y santuarios y le informa del número de neófitos budistas. Bodhidharma le dice: 'Todo eso pertenece al mundo de la ilusión; los monasterios y los monjes son tan irreales como tú y como yo." Después se va a meditar y se sienta contra una pared.

La doctrina llega al Japón y se ramifica en diversas sectas. La más famosa es la zen. En la zen se ha descubierto un procedimiento para llegar a la iluminación. Sólo sirve después de años de meditación. Se llega bruscamente; no se trata de una serie de silogismos. Uno debe

intuir de pronto la verdad. El procedimiento se llama satori y consiste en un hecho brusco, que está más allá de la lógica.

Nosotros pensamos siempre en términos de sujeto, objeto, causa, efecto, lógico, ilógico, algo y su contrario; tenemos que rebasar esas categorías. Según los doctores de la zen, llegar a la verdad por una intuición brusca, mediante una respuesta ilógica. El neófito pregunta al maestro qué es el Buddha. El maestro le responde: "El ciprés es el huerto." Una contestación del todo ilógica que puede despertar la verdad. El neófito pregunta por qué Bodhidharma vino del Oeste. El maestro puede responder: "Tres libras de lino." Estas palabras no encierran un sentido alegórico; son una respuesta disparatada para despertar, de pronto, la intuición. Puede ser un golpe, también. El discípulo puede preguntar algo y el maestro puede contestar con un golpe. Hay una historia -desde luego tiene que ser legendaria- sobre Bodhidharma.

A Bodhidharma lo acompañaba un discípulo que le hacía preguntas y Bodhidharma nunca contestaba. El discípulo trataba de meditar y al cabo de un tiempo se cortó el brazo izquierdo y se presentó ante el maestro como una prueba de que quería ser su discípulo. Como una prueba de su intención se mutiló deliberadamente. El maestro, sin fijarse en el hecho, que al fin de todo era un hecho físico, un hecho ilusorio, le dijo: "¿Qué quieres?" El discípulo le respondió:

"He estado buscando mi mente durante mucho tiempo y no la he encontrado." El maestro resumió: "No la has encontrado porque no existe." En ese momento el discípulo comprendió la verdad, comprendió que no existe el yo, comprendió que todo es irreal. Aquí tenemos, más o menos, lo esencial del budismo zen.

Es muy difícil exponer una religión, sobre todo una religión que uno no profesa. Creo que lo importante no es que vivamos el budismo como un juego de leyendas, sino como una disciplina; una disciplina que está a nuestro alcance y que no exige de nosotros el ascetismo. Tampoco nos permite abandonarnos a las licencias de la vida carnal. Lo que nos pide es la meditación, una meditación que no tiene que ser sobre nuestras culpas, sobre nuestra vida pasada.

Uno de los temas de meditación del budismo zen es pensar que nuestra vida pasada fue ilusoria. Si yo fuera un monje budista pensaría en este momento que he empezado a vivir ahora, que toda la vida anterior de Borges fue un sueño, que toda la historia universal fue un sueño. Mediante ejercicios de orden intelectual nos iremos liberando de la zen. Una vez que comprendamos que el yo no existe, no pensaremos que el yo puede ser feliz o que nuestro deber es hacerlo feliz.

Llegaremos a un estado de calma. Eso no quiere decir que el nirvana equivalga a la sensación del pensamiento y una prueba de ello estaría en la leyenda del Buddha. El Buddha, bajo la higuera sagrada, llega al nirvana, y, sin embargo, sigue viviendo y predicando la ley durante muchos años.

¿Qué significa llegar al nirvana? Simplemente, que nuestros actos ya no arrojan sombras. Mientras estamos en este mundo estamos sujetos al karma. Cada uno de nuestros actos entreteje esa estructura mental que se llama karma. Cuando hemos llegado al nirvana nuestros actos ya no proyectan sombras, estamos libres. San Agustín dijo que cuando estamos salvados no tenemos por qué pensar en el malo en el bien. Seguiremos obrando el bien, sin pensar en ello.

¿Qué es el nirvana? Buena parte de la atención que ha suscitado el budismo en el Occidente se debe a esta hermosa palabra. Parece imposible que la palabra nirvana no encierre algo precioso. ¿Qué es el nirvana, literalmente? Es extinción, apagamiento. Se ha conjeturado que cuando alguien alcanza el nirvana, se apaga. Pero cuando muere, hay gran nirvana, y entonces, la extinción. Contrariamente, un orientalista austriaco hace notar que el Buddha usaba la física de su época, y la idea de la extinción no era entonces la misma que ahora: porque se pensaba que una llama, al apagarse, no desaparecía.

Se pensaba que la llama seguía viviendo, que perduraba en otro estado, y decir nirvana no significaba forzosamente la extinción. Puede significar que seguimos de otro modo. De un modo inconcebible para nosotros. En general, las metáforas de los místicos son metáforas nunciales, pero las de los budistas son distintas. Cuando se habla del nirvana no se habla del vino del nirvana o de la rosa del nirvana o del abrazo del nirvana. Se lo compara, más bien, con una isla. Con una isla firme en medio de las tormentas. Se lo compara con una alta torre; puede comparárselo con un jardín, también. Es algo que existe por su cuenta, más allá de nosotros.

Lo que he dicho hoy es fragmentario. Hubiera sido absurdo que yo expusiera una doctrina a la cual he dedicado tantos años -y de la que he entendido poco, realmente - con ánimo de mostrar una pieza de museo. Para mí el budismo no es una pieza de museo: es un camino de salvación. No para mí, pero para millones de hombres. Es la religión más difundida del mundo y creo haberla tratado con todo respeto, al exponerla esta noche.

Adiestrar la Mente por el Dalai Lama

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Me ha resultado muy clarificante este texto, sencillo pero al mismo tiempo de enorme carga practica que reviste una enseñanza profunda del Dhamma. Este texto es un comentario sobre los Ocho versos de Langri Tangpa que proviene de la escuela kadampa del budismo tibetano.

En la primera parte el Dalai Lama habla de los principios budistas en general ya que los versos son una enseñanza sumamente condensada.

Luego en la segunda parte toma los versos uno por uno para indagar en su significado.

El Dalai Lama dio estas enseñanzas en la Universidad de Washington D.C. el 8 de noviembre de 1998, con motivo de la invitación de la Conservancy for Tibetan Art and Culture (CTAC) y del Kennedy Political Union de la Universidad Americana.

El texto básico de esta enseñanza de Su Santidad el Dalai Lama se
escribió hace ochocientos años, poco después de que el maestro indio
Yowo ye o Atisha Dipamkara introdujera en Tíbet la escuela kadampa.
La tradición kadampa influyó profundamente en todas las otras tradiciones
de práctica espiritual que por aquel entonces existían en la Tierra
de las Nieves. De la escuela kadampa emergió la secta guelugpa.
La mayor contribución de la escuela kadampa fue el énfasis en tres cosas:
sostener la visión filosófica correcta, observar los principios de conducta
moral y aproximarse correctamente a la práctica contemplativa. Los
reformadores kadampas hicieron también hincapié en la importancia de
una clara comprensión de la moralidad y de los tres votos (dom sum) de la
vida monástica, de los seguidores del camino del bodisatva y de los practicantes
del vajrayana. La mayor parte de las cuestiones principales que todavía
se debaten en el budismo tibetano aparecieron en tiempos de la
emergencia de la orden kadampa.

Diccionario Akal del Budismo

Diccionario AKAl de Budismo

El presente diccionario recoge y analiza de forma rigurosa y exhaustiva todas las formas de budismo existentes en el mundo. Constituido por extensas entradas, en sus páginas se abordan los grandes conceptos filosóficos y espirituales de esta religión, su historia, las biografías de sus protagonistas, los textos, el arte y la iconografía de sus budas, bodhisattva y deidades. Los términos específicos se acompañan de las distintas variantes utilizadas en las principales lenguas de referencia del budismo. Todo esto, unido a los mapas, esquemas, imágenes y referencias bibliográficas, hace del presente libro un instrumento imprescindible para cualquier persona interesada por el tema.

Escrito por Philippe Cornu

Los Diez Paramitas y la Practica Virtuosa

Se trata de un documento donde se unifican los criterios Theravada y Mahayana.

Fuentes canónicas

En el sutra Buddhavamsa6 las Diez Perfecciones (dasa pāramiyo) son (términos originales en Pali):

  1. Dāna parami: generosidad
  2. Sīla parami: virtud, moralidad, honestidad, conducta apropiada
  3. Nekkhamma parami: renuncia
  4. Prajñā parami: sabiduría
  5. Viriya (también escrito vīriya) parami: energía, esfuerzo
  6. Kshanti parami: paciencia, tolerancia, receptividad
  7. Sacca parami: sinceridad
  8. Adhitthana (adhitthana) parami: determinación, resolución
  9. Mettā parami: bondad, amabilidad
  10. Upekkhā (también escrito upekhā) parami: ecuanimidad, serenidad

Dos de estas virtudes, Metta y Upeksa, también forman parte de las cuatro (Brahmavihara).

Paramitas en el budismo Mahayana

En el budismo Mahayana, el Sutra del Loto (Saddharmapundarika), enumera las Seis Perfecciones como (términos originales en sánscrito):

1 Dāna paramita: generosidad (en chino, 布施波羅蜜)
2 Sīla paramita: virtud, moralidad, honestidad, conducta apropiada (持戒波羅蜜)
3 Kshanti paramita: paciencia, tolerancia, receptividad (忍辱波羅蜜)
4 Vīrya paramita: energía, esfuerzo (精進波羅蜜)
5 Dhyāna paramita: concentración, contemplación (禪定波羅蜜)
6 Prajñā paramita: sabiduría (智慧波羅蜜)

Las enseñanzas Theravāda de los Paramitas se encuentran en libros (Buddhavamsa, Jatakas y Avadanas) y comentarios que han sido añadidos al Canon Pali posteriormente, y por lo tanto no pertenecen a las enseñanzas originales del Theravada.2 Igualmente, las partes más antiguas del Sutta Pitaka (por ejemplo Majjhima Nikaya, Digha Nikaya, Samyutta Nikaya y el Anguttara Nikaya) no hacen ninguna mención a los paramitas.3 Algunos eruditos incluso se refieren a la enseñanza de los Paramitas como semi-Mahayana4 enseñando que fueron añadidos a las escrituras posteriormente, con el fin de atraer los intereses y las necesidades de la comunidad laica y popularizar su religión.5

http://es.wikipedia.org/wiki/P%C4%81ramit%C4%81

Experiencias con la Meditación (1)

chakras

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El Budismo y la Meditación es compleja para la mayoría de los occidentales. Su terminología, la elección de una adecuada técnica, la invasión étnica que predomina en la mayoría de las tradiciones, cuando no la fuertes costumbres religiosas hace que sea una materia -en la mayoría de los casos- tabú, exótica o evasiva. A esto habría que unir la necesidad -en un medio plazo- de abandonar la religión o costumbre cultural en el entorno donde vivimos.

A través de mi experiencia narrada en términos simples y con links que pueden dar lugar a una ampliación de la información, planteo la posibilidad de continuar por la senda de la meditación desde una perspectiva experiencial, es decir con una fuerte vocación de vivirla y profundizar en ella en una perspectiva ecuménica. En realidad, lo que presumo, es que todas las enseñanzas tiene el componente egocéntrico de querer ser “la verdad revelada” y para seguirla es necesaria hacerse devoto de ella y dejar otras practicas. En parte, tras mis primeras experiencias esto es cierto, si bien de todas ellas se puede extraer una gran parte de la verdad cuando no se ajustan de manera precisa a nuestro estado de aprendizaje o evolución. En el pasado el maestro aglutinaba en su enseñanza y el seguimiento del discípulo la guía para un aprendizaje efectivo. Por ende, el esfuerzo adecuado a nuestra practica y evolución representaba un componente de fundamento esencial que el maestro administraba con enorme eficacia.  Esta búsqueda de la individualidad ha dado con la situación actual. La describiremos con mas amplios matices, pero sin duda hace cambiar el ritmo de aprendizaje de todos aquellos que seguimos determinadas tradiciones o ritos. La información y comunicación es múltiple y en todos los sentidos, gira y trasciende los limites del espacio temporal, con el añadido de ser muy accesible y libre. Es la gran revolución digital de la información y la comunicación que mas que un enemigo debe ser una herramienta útil de modernidad.  Somos participe de un circulo de acción propia, para generar una red de intenciones comunes de evolución espiritual participada. Comunicada en la medida de nuestras posibilidades y sobre todo informada desde una visión constructiva.

Nos encontramos en una nueva era de las comunicaciones, la teorías de que la inteligencia es la capacidad de interrelacionar información, experiencias, cosas, lugares y personas cada vez cobra mas significado en un mundo cambiante donde todo juega un rol micro-macro cósmico. Nuestra verdadera naturaleza es la diversidad y la impermanencia, lo cual nos impide agarrarnos para permanecer. Hablar por tanto de una experiencia fugaz que transcurre cual agua que pasa por un rio ya no es una simple metáfora, es una verdad contractada por siglos de conocimiento. Una comunicación adecuada a los tiempos nos haría ser mas consecuentes con nuestro camino y no pasar en la enseñanzas de ser practicante a de manera fulminante obtener la iluminación, cuando en la mayoría de las instrucciones parece haber dos pasos y la comunicación parece proceder de el estado final.

¿Por que experimentar?

La experiencia es enriquecedora, durante mas de dos años viví en un Centro Budista Tibetano de la Tradición NTK (03/1998 a 09/2001)y al haber dos sesiones de meditación y enseñanza semanales a parte de los retiros, era constante la afluencia de gente que practicaba al Centro donde vivía. Era frecuente hablar de cualquier cosa menos de meditación, cosa curiosa, aun cuando todos caíamos en la cuenta y nos reíamos del caso. Lo cierto y verdad es que el ser humano necesita tener afinidad para comunicarse, de ahí que los grupos de edades, profesiones, aficiones, sea frecuente por no decir condición social, económica, ideológica, etc. En realidad somos unos consumidores de experiencias desde nuestro nacimiento y ella primará durante nuestra existencia.

Hay una diferencia sutil pero precisa entre lo que se llama intelectualizar y experimentar: En la mayoría de los casos es necesaria una mezcla adecuada de  estos dos ingredientes para adecuar cualquier resultado en nuestra experiencia y cuanto mas si con ella queremos mejorar hacia una mejor forma de vida. Lo experiencial y experimentar son sinónimos en una terminología adecuada a lo que de manera persistente nos sucede en nuestra afluencia de vida.

Vipassana

Es difícil iniciar una reflexión-investigación sobre esta técnica de meditación del “Budismo Clásico”, si de esta manera podemos llamar a aquellos que la siguen en la tradición del Canon Pali 1, cuando posteriormente a ellos, miles de maestros realizados han escrito, no solo comentándolos, sino reinterpretándolos, desmenuzándolos e incluso extrayendo de ellos una filosofía: entre otros el el Abhidhamma.

Es conocido el interés en la India en la espiritualidad y en todas sus vertientes interpretativas. En la propia técnica que empleaba Buda en la enseñanza del Dhamma y en la transmisión maestro-discípulo desde épocas inmemoriales.

Este escrito tiene un componente de comunicación de mi experiencia, lejos de debates o invasión de territorios que no me corresponden, como un simple practicante y observador de la misma.

Por otro lado convendría aclarar que esta “reacción” que ahora materializo como este escrito se produjo tras mis primeras experiencias en la técnica de Vipassana tal y como la enseña S.N.Goenka, así lo narraba en mis anteriores posts.

Bien se ha dicho que la Vipassana es como la Universidad, su acceso se produce en un paso hacia el aprendizaje esencial del Budismo que no es otro que tu propia experiencia. Me gustaría aclarar que desde este punto de vista en este conjunto de Posts que escribo en un verano caluroso en Sevilla que Vipassana es meditación, que la modalidad o técnica que contempla esta basada en la única fuente conocida de las enseñanzas de Buda que es el canon pali y la transmisión maestro-discípulo de manera oral desde periodos inmemoriales hasta el S. VI antes de nuestra era durante la vida del propio Gautama Buda.

Por otra parte en la trasmisión de la espiritualidad se da una paradoja difícil de entender por los propios iniciadores. Las teorías, doctrinas o técnicas se transmiten en un lenguaje amplio y muchas veces alejado de lo convencional. De ahí que entender la doctrina mas profunda del Budismo: la vacuidad de todos los fenómenos pueda chocar con nuestro entendimiento mas elemental. Hace poco me encontré con un amigo de la infancia y a resultas de que salía o acababa de llegar de viaje de mi primer retiro Vipassana me comentaba su falta de credibilidad a una doctrina que promulga el “no hacer”. Es decir no actuar, según me decía eso iba en contra de personas que tenían familia e hijos. Tengo que recordar que la doctrina de Jesús ya preconizaba y chocaba con muchos convencionalismo por aquello de “vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme. Pero es difícil escapar de esa pregunta, sobre todo porque lejos de tener familia e hijos me he podido encontrar en situaciones de extrema pobreza, en otra instancia porque aunque se que esa respuesta tiene una salida lógica tampoco me sentía en la necesidad de contestar y convencer a mi amigo. Así que simplemente conteste con unas palabras que SN Goenka hace a Willian Hart y que relata su libro Vipassana: no reacciones, simplemente actúa.

Todos estos convencionalismos, dirigidos a personas que se encuentran en diferentes etapas de evolución o de practica me han hecho buscar experiencias -lo mas reales posibles- de meditadores lejos de las enseñanzas o adoctrinamientos. Hemos de recordar el valor fundamental de la comunicación directa de un maestro aventajado con su discípulo y la influencia que ejerce sobre él, cuanto mas si estamos hablando de personas que asumen que han llegado a la etapa mas aventajada de la evolución humana, como es la iluminación, el ultimo peldaño de perfección. Es por tanto de un interés especial contar en que medida y sentido del propósito en este camino de búsqueda nos procura el método o técnica  y el trasmisor o intermediario entre el conocimiento (en este caso llamado dhamma) y nosotros mismos.

Empezaríamos y ya que es fácil acceder a las cuestiones historicistas por la manida escisión tras la muerte de Buda y la convocatoria en el primer concilio del Budismo. Tras esta y debido a las limitaciones que existían para memorizar a través de un medio escrito se opto por la memorización de los discurso y conversaciones, entrevistas o hechos que el propio Buda en primera persona o a través de sus discípulos principales va reflejando en su historia.

Dar protagonismo a esta fase histórica del Budismo es una materia poco esencial, primero porque aunque es el propio Buda en el llamado Sutra del Diamante el que se encarga de mantener la importancia de transmitir sus enseñanzas en esencia, memorizándolas y obteniendo así importantes davilas. No es infrecuente que tanto por la inexactitud o sacando de contexto determinadas realidades históricas en un correcto ejercicio de la ecuanimidad se puedan ver ahora, tras casi veintisiete siglos después levemente evolucionadas. A buen seguro,si hubiera existido en ese periodo internet, el video y audio, Buda hubiera accedido a que se divulgaran sus enseñanzas de manera viral. O al menos a que quedaran grabadas de algún modo, evitando de esta manera el tortuoso proceso de memorizar todo esta secuencia y la perdida de textualidad que pudo dar lugar a una enorme confusión en la sangha.

Tendría que hacer referencia a libros que me han introducido en esta necesidad que al principio reflejaba de impulsar una reflexión sobre la comunicación de experiencias. Dado que el continuo debate sobre su naturaleza sansarica y su supresión en la mayoría de los casos por ser una mera charlatanería. En otros casos como una distracción del verdadero objeto de la meditación o apoyar de esta manera el instinto lógico de la mente de imaginar y crear cosas irreales. De esta manera me anticipo a esta loable critica que acepto con las siguientes excepciones:

Vivimos en una era de la comunicaciones interpersonales en donde la accesibilidad a la información y la comunicación es inmediata y si podemos llamarla de otra manera como viral. Este soporte ineludible y dual es una herramienta útil en muchos aspectos, incluso puede aliviar el sufrimiento de muchos, por cuanto nos permite de la misma manera obtener resultados beneficiosos  o dañinos. En otros casos las experiencias negativas, exitosas o simplemente personales nos inspiran y nos hacen mejorar y sobre todo conocer mejor la naturaleza de otros. No podemos sustraernos a ello. Tomar un habito e irnos a una cabaña a un bosque en la búsqueda de la iluminación puede ser el camino correcto de unos pocos privilegiados, para otros nuestro habito es la realidad cotidiana y nuestra practica dentro de nuestro contexto y de aplicación de nuestra propia ecuanimidad.

Las primeras disquisiciones en los concilios de budismo se producen ahí, la interpretación que cada sección hacen, ya no solo de determinados discursos textuales de Buda transmitidos de manera oral, sino de su intención o la traducción de la enseñanza que iba contenido en él. Aun cuando el requerimiento para asistir al primer concilio era haber llegado a obtener el estado de Arhat, los asistentes discreparon e incluso llegaron a negar el acceso a Ananda, no solo el ultimo ayudante y persona de confianza de Buda que le acompaño a su lecho de muerte, sino que era su primo carnal en el cual tenia su mas estricta  confianza hasta su ultimo suspiro.

Así las cosas y dada la enorme dicotomía de pareceres he creído entender que el camino hacia la Budeidad se hace de manera personal y única. Por tanto la propia naturaleza del karma de cada uno pueden hacer de su individualidad un camino apropiado con sus propias trabas, errores y hándicaps. En la búsqueda de experiencias personales he hecho averiguaciones e iniciado una pequeña investigación. En breves secuencias y en muchos casos saliéndose de la observancia estricta de lo ortodoxo encontré nuevos parámetros que me hacían mas fácil la difícil introducción a entender o integrar las cuatro nobles verdades sin caer en la desidia de unas instrucciones frías, encapsuladas en un lenguaje del tiempo donde fueron transmitidas y muchas veces intelectualizadas como en el caso de los libros de Abhidhamma.

En otro orden de cosas quisiera introducir mi experiencia personal a través del Budismo Tibetano, Zem y Therevada-Vipassana  que ahora practico.

Iré mostrando- a lo largo de los diversos capítulos- alguna bibliografía al respecto que considero de enorme interés para aquellos que se decidan emprender el camino de la practica y por añadido referencias a bibliotecas digitales y links a paginas webs.

Mi primera referencia al Majjhima Nikaya: Los Sermones Medios de Buda

Una traducción directa al castellano del pali de Amadeo Solé-Leris y Abraham Velez de Cea de Editorial Kairos. Se trata de unas de las principales colecciones del Buda histórico del denominado Canon Pali, original y textual tal y como lo recordaban de sus enseñanzas originales y que por tradición oral se memorizaba y posteriormente se fueron escribiendo. De ahí su importancia. Tengo que decir que aun mi interés por el Budismo hasta hace unos años no encontré este ejemplar en mis manos en la Biblioteca Publica de Sevilla. Lo pedí en préstamo en varias ocasiones y no alcanzaba a leer varias paginas cuando lo tenia que devolver. De manera insistente lo volvía a pedir en prestamos y así sucesivamente. Allí estaba contenido el Sermón de la Atención Plena o Satipatthana Sutta. Durante algunos años cuando caminaba en dirección a la Escuela de Arquitectura –donde estaba matriculado- respiraba conscientemente y repetía la propia enseñanza, era el año 2006. Me ayudaba menormente y notaba el influjo si bien tuvieron que pasar algunos años hasta entrar mas a fondo en la enseñanza. Una curiosidad es que estudiando la carrera de Arquitectura descubrí las primeras palabras de Buda tras su iluminación:

Por innumerables existencias he transmigrado en el samsara buscando sin encontrar el constructor de esta casa. Nacer una y otra vez es sufrimiento.

¡Constructor de la casa te he encontrado! No volverás nuevamente a construir esta casa. Todas tus vigas están rotas, el techo destruido. Mi mente ha alcanzado lo incondicionado. He realizado la destrucción del deseo Dhammapada 153-4

No seria tan anecdótico si no fuera porque a pesar de haber pasado enormes calamidades en mi vida la única vez que padecí una ulcera real y diagnosticada fue tras varios años en la carrera.

En tal sentido quisiera pasar a la parte de contenido que realmente merece mi atención. La experiencia del proceso. Porque, si hablamos de un proceso que puede durar vidas y se supone que hay vidas de sufrimiento anteriores -también de manera innumerable- no se le presta mas atención a un proceso que por su longitud y enorme trascendencia se limita a un manual de instrucciones de “hágalo usted mismo”, al menos en la mayoría de los casos. En otros casos escritos dirigidos a personas en etapas avanzadas o aventajadas en su intelectualización tras décadas de practica.

Es cierto que del lenguaje simple, en algunos casos moralista con moraleja incluida y otros en un tono de cuento para niños se intenta trasladar al oyente a una frontera mental en la meditación. Los tonos relajados, llenos de buenas intenciones daban al traste de muchas reuniones cuando alguien se salía del guion e interpretaba o mezclaba ideas de otras religiones o imaginaba luces, firmamentos, sucesos extraños, etc. Lo cierto y verdad es que en los monasterios Budistas en el Tibet el debate era indispensable en la formación de los jóvenes novicios. También la memorización de los textos canónigos o sutras que eran recitados a petición del monje instructor.

Retiro de diez días de meditación Vipassana tal y como enseña SN Goenka

Empezare por el final ya que el orden lógico no altera en buena medida mi proceso en torno a mi experiencia, si bien tengo que advertir, que de la practica he extraído una secuencia lógica y pertinaz referente a volver de manera insistente a empezar de cero una y otra vez en el mismo punto inicial. Me referiré a ello a continuación.

Escribí varios post sobre la experiencia en este Centro de Meditación llamado Dhamma Neru en Palautordera, Barcelona y sobre mi experiencia en prestar servicio para un retiro en el post

Durante los tres primeros días y medio del retiro que tiene entre sus condiciones no hablar, salir del recinto y cumplir unas normas adecuadas a el aprendizaje que vamos a aprender, se practica el Anapana (link a wikipedia en Ingles) 

Esta simple técnica de meditación esta considerado como uno de los métodos mas antiguos para desarrollar la atención y disminuir el dialogo interno.

La meditación en la respiración es la primer técnica de meditación expuesta por Buda durante su primer discurso, donde expuso las bases para alcanzar la plena consciencia, y en la que hizo mas hincapié en infinidad de ocasiones. Es por si sola una de las técnicas más poderosas para silenciar la mente y puede provocar profundos cambios en aquellos que la practican regularmente. Además prepara al individuo para poder practicar técnicas meditativas mas avanzadas.

Hay un libro que incluyo en mi biblioteca digital que te puede ser de gran ayuda si quieres profundizar algo mas sobre ella, si bien lo recomendable es que hagas este primer esfuerzo por introducirte en la practica a través de las enseñanzas propias de SN Goenka en cualquier de sus centros de retiro repartidos por el mundo.

Zem, Cristianismo y sufrimiento

Durante mi experiencia con el Budismo Zem leí un articulo sobre la enorme similitud del camino Cristiano original y esta disciplina de meditación, me interesé por la relación de la “expiación” según los teólogos Cristianos y el sufrimiento según el Zem. Ya escribía hace mucho tiempo algo sobre esta experiencia con los Jesuitas de Sevilla en este Post, si bien tendría que decir que practiqué mas tiempo y mas continuada en un Doyo siguiendo la ortodoxia del Budismo Soto, lo cual es una ambivalencia para entender este contexto para aquellos que hemos sido bautizados y educados en la tradición Católica. Esta similitud en el entendimiento y la practica guardaba una analogía de enorme interés por la cual me sentí atraído de observar.  

Hace poco leyendo algún libro me vino de nuevo esta singular llamada cuando se establecía una relación entre la homeopatía, la practica y la curación del sufrimiento. Es genial, pensé, en la practica Vipassana o Zem no ves fin al sufrimiento cuando llevas algún tiempo en la misma postura. Ser consciente del factor de impermanencía o de la ausencia de perceptor de ese sufrimiento o vacío del yo no es suficiente, observarlo tal y como te recomiendan los maestros tampoco. Finalmente optando por el reconocimiento de Las Cuatro Nobles Verdades se aligera un tanto y el recuerdo acude a mi memoria cuando Buda así lo declaro en su primera enseñanza tras la liberación, sobre aquello que había entendido en esta primera instancia:

"Esta, monjes, es la noble verdad de duḥkha: el nacimiento es dukkha, la vejez es dukkha; la tristeza, el lamento, el dolor, la pena y el desespero son dukkha; la asociación con lo que no se ama es dukkha; la separación de lo que se ama es dukkha; no conseguir lo que se quiere es dukkha. En breve, los cinco agregados del aferramiento son dukkha.

Y esta, monjes, es la noble verdad del origen de dukkha: el aferramiento que provoca el consiguiente devenir y que es acompañado por la pasión y el deleite, probándolo ahora aquí y ahora allí. El aferramiento al placer de los sentidos, el aferramiento a que algo aparezca, el aferramiento a que algo no aparezca.

Y esta, monjes, es la noble verdad del cese de dukkha: la restante disminución y cese del aferramiento, la renuncia, el abandono, la liberación, el dejar ir ese mismo aferramiento.

Y esta, monjes, es la noble verdad del camino de práctica que conduce al cese de dukkha: precisamente este Noble Camino Óctuple: el correcto punto de vista, la correcta resolución, el habla correcta, la acción correcta, el modo de vida correcto, el esfuerzo correcto, la atención correcta, la concentración correcta." Dhammacakkappavattana Sutta (SN LVI.11) o Sermon de Benares

También escribía algo sobre el dolor en la Meditación hace algún tiempo. en este POST

Sobre la postura de meditación puedes encontrar también este POST

La experiencia Tibetana

Mi primera experiencia séria con la meditación fue en un curso de introducción al Budismo que se hizo a finales de Agosto del año 1992 en O´Selling,  en la Alpujarra Granadina. Fue mi arranque y primer contacto con la tradición que se denomina de manera general como la del Dalai Lama.

En aquel entonces estaba deseoso de encontrar salida a una situación personal bastante dolorosa y que por azar del destino me hizo llegar a la verdad de que todo es sufrimiento. Tenia 29 años y naturalmente ya lo había experimentado antes, pero ahora no de manera tan fuerte y patente.

El Budismo Tibetano y otras tradiciones del Budismo adquieren connotaciones particulares en función del periodo cuando se introdujeron, las costumbres de los lugareños, el clima, situación, influencias, etc. por ejemplo aunque para la Religión Católica se ha regido por una imposición monocorde a través de la inquisición que imponía “ley y orden” hasta hace escasamente poco mas de un siglo, en la difusión del Budismo se prodigaban en apoyar a maestros viajeros que o bien invitados por gobiernos o impulsados por gobernantes viajaban para enseñar o preservar la enseñanza Budista.

Tal es el caso del maestro Padmasambhava, su fama llegó hasta Trisong Deutsen (742-797), el 38º rey del Tibet, el rey invitó a Padmasambhava al Tibet donde usó sus poderes tántricos para dominar a las deidades malignas que encontró por el camino, y finalmente recibió a la esposa del emperador, identificada como la princesa tibetana dakini Yeshe Tsogyal, como discípula y consorte. Esto fue en concordancia con el principio tántrico de no eliminar las fuerzas negativas, sino usarlas para reforzar el viaje hacia el despertar espiritual.

En realidad tras los diversos Concilios donde se reunían los mas devotos seguidores de Buda, la enseñanza fue decayendo y su instauración y seguidores desapareciendo. Fue Asoka  del 304-232 a. C. el que impulsa de nuevo el Budismo en el continente indio. Si bien su preservación e interés a través de los siglos se hace mas patente en determinadas regiones que siguen en algunos casos ritos que se mezclaron con sus tradiciones originales Pre-Budistas. En otros la fuerte corriente Indu de devoción a la divinidad dio al traste con  una practica que no conectaba con los principios yoguicos o practicas inducidas.

Por ello para estudiar este contexto disgrego la tradición Tibetana como un hecho único que por la continuada preservación, muy posiblemente por su orografía que impedía invasiones de otras culturas, se ha mantenido hasta hoy con la sustancia pura en su contenido y su practica. No es menos relevante que la tradición Zem con la costumbre Japonesa tremendamente abierta y mas libre de interpretar.

Como relataba, mi primera “subida” a la montaña donde estaba O´Selling fue precedida de las imágenes del posiblemente primera evidencia del Buda reencarnado occidental. Este caso dio la vuelta al mundo y por supuesto había tenido un componente de atracción hacia este lugar. A finales de los años ochenta España se sorprendió con una noticia. En Nepal, los monjes budistas, habían visto en un niño español la reencarnación de un lama tibetano. Al morir el Lama Yeshe, en 1984, sus discípulos visitaron el centro budista de Las Alpujarras, en Granada. Allí había nacido un bebé que parecía la reencarnación del Lama Yeshe. El Dalay Lama decidió que un niño español llamado Osel Hita era el nuevo cuerpo del Lama muerto. 20 años después, Osel, el niño Lama granadino abandonó los hábitos y regresó a España con su madre sin querer saber nada de su vinculación con el Budismo.

El caso es que aun cuando solo dure unos días sin empezar y terminar con las fechas programadas me encontré en plena naturaleza, en una peña con unas vistas impresionantes y siguiendo las enseñanzas de un Monje Australiano y una monja Danesa. Una revisión de los conceptos esenciales del Budismo fueron impartidos con enorme sencillez y algún tiempo después fui integrando esos nuevos conceptos a mi vida ordinaria no siempre con un resultado adecuado. Mas adelante me referiré a ello, por cuanto las primeras experiencias suelen ser determinantes en nuestra practica, lo cierto y verdadero que el roce no te hace determinar nada en un principio pero poco después te empieza asaltar la duda sobre como dejar tu religión actual y practicar una nueva con todos esos barroquismos y expresiones. Para muchos buscar retos nuevos es una tarea fácil, para mi ha sido una búsqueda constante y a buen seguro esta era una de ellas. Normalmente la actitud es la de dejarte llevar pero sobre todo dejarte convencer, si los Budas tienen interés en mi a buen seguro me convencerán a través de sus poderes, parece razonar nuestro ingenuo inconsciente. Esta fase puede alargarse de manera indeterminada sin que tomemos verdadero refugio.

Ir al Refugio (En pali: saranagamana, y en sánscrito: sarana-gamana). Según Sangharákshita, en la conferencia “El Refugio Budista” dada en la India:

El significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en un sentido general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero, ¿qué
significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la Sangha? 

El Buda es un  ser humano que alcanzó  la  iluminación. No es Dios, ni un mensajero suyo, sino un ser humano que gracias a su propio esfuerzo alcanzó  la cumbre de  la perfección humana. Consiguió llegar a un estado inefable al que llamamos iluminación, nirvana  o  estado de Buda. No  solamente es un Buda,  sino un Samyak Sambuddha, completa y perfectamente iluminado. Cuando tomamos refugio en el Buda, lo hacemos
en este sentido. No se  trata sólo de que  le admiremos a distancia. Le admiramos en gran medida y, de hecho, puede que esté muy distante de nosotros en este momento, pero  por  grande  que  sea  la  distancia  entre  el Buda  y  nosotros,  esa  distancia  puede acortarse hasta desaparecer.
 
Podemos  hacer  que  desaparezca  si  seguimos  el  camino  y  practicamos  el  Dharma. También nosotros podemos parecernos al Buda. También nosotros podremos alcanzar la  iluminación.  Este  es  el  gran  mensaje  del  budismo.  Todo  ser  humano  que  se esfuerce en ello, que siga el "Noble Camino Octuple" hacia la iluminación, puede llegar a ser lo que fue el Buda. Por lo tanto, cuando tomamos refugio en el Buda es como si dijéramos:  "Eso  es  lo  que  yo  quiero  llegar  a  ser. Eso  es  lo  que  yo  quiero  alcanzar. Quiero  llegar  a  la  iluminación  y  desarrollar  la  sabiduría  y  la  compasión  al máximo". Tomar  refugio  en  el  Buda  significa  considerar  al  Buda  -al  estado  de  Buda-  como nuestro ideal espiritual personal, o como algo que nosotros mismos también podemos
conseguir.
 
El Dharma es el sendero o camino. Es el sendero de lo que a veces he denominado la evolución superior del hombre, un estadio de desarrollo puramente espiritual más allá de  la  normal  evolución  biológica.  Como  tal  camino  o  sendero,  existen  diferentes formulaciones  del  Dharma.  Decimos  "el  camino  triple"  de  la  moralidad  (sila),  la meditación  (samadi),  y  la  sabiduría  (prajna);  así  como  el  camino  de  las  "seis
perfecciones"  (paramitas),  que  son  la  generosidad  (dana),  la  moralidad  (sila),  la paciencia y el dominio sobre uno mismo (ksanti), el vigor (virya), la consciencia superior (samadi)  y  la  sabiduría  (prajna),  que  es  el  camino  del  bodisatva.  Aunque  hay muy diversas  formulaciones,  el  principio  básico  del  camino  es  sólo  uno.  El  camino  es esencialmente  el  camino  de  la  evolución  superior;  es  todo  aquello  que  nos  ayuda  a evolucionar. El Dharma o el camino no debe ser identificado con una u otra enseñanza concreta.  De  acuerdo  con  la  propia  declaración  expresa  del  Buda,  Dharma  es  todo aquello que  contribuya al desarrollo espiritual del  individuo. Cuando su  tía materna y madre  adoptiva Mahaprajapati  -  la Gotamid  -    le  preguntó  por  un criterio  por  el  cual pudiera distinguir entre lo que era Dharma-vinaya y lo que no lo era, el Buda contestó:

"De cualquier doctrina, Gotamid, de  la que puedas afirmar con seguridad que:  'Estas enseñanzas  conducen  a  la  pasión  y  no  a  su  disipación;  a  la  esclavitud  y  no  a  la imparcialidad;  al  incremento  de  beneficios  en  el  mundo  ordinario,  y  no  a  su disminución;  a  la  codicia  y  no  a  la  sencillez;  al  descontento  y  no  al  contento;  a  la compañia y no a la soledad; a la pereza, y no a la energía; al deleite en la rnaldad y no en la bondad'. De tales enseñanzas deberías ciertamente afirmar Gotamid: 'Esto no es el dharma, esto no es el vinaya, esto no es el mensaje del maestro'. Pero de aquellas enseñanzas de las que puedas con certeza afirmar que son lo opuesto a lo que acabo de decir; podrás ciertamente afirmar 'esto sí es el Dharma, esto es el vinaya, este es el mensaje del maestro’".
 
Cuando tomamos refugio en el Dharma nos comprometemos a seguir el camino de la evolución superior. Nos comprometemos con  todo  lo que nos ayude a desarrollarnos espiritualmente, a crecer hasta el estado del Buda.
 
Sangha quiere decir  "comunidad espiritual". En primer  lugar  representa  la comunidad de  todos  aquellos  seres  más  avanzados  que  nosotros:  los  grandes  bodisatvas,  los arhats,  los que han entrado en  la corriente, etc. Todos ellos  forman  la aryasangha o comunidad  espiritual  en  su  sentido  más  elevado.  En  otro  sentido,  significa  la comunidad de todos los budistas, es decir, de todos aquellos que toman refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha. Tomar refugio en la aryaSangha implica abrirnos a  la  influencia  espiritual  de  los  seres  excelsos  que  la  forman,  aprender  de  ellos, sentirse inspirado por ellos, reverenciarlos.
 
Tomar refugio en la Sangha en su sentido más común, como comunidad de todos los budistas, implica disfrutar de una mutua camaradería espiritual, ayudarse unos a otros en  el  camino  de  la  evolución.  A  veces,  puede  que  no  necesites  un  gran  bodisatva avanzado para ayudarte. Todo lo que necesitas es un ser humano corriente que esté un  poco más  evolucionado  espiritualmente  que  tú,  o  incluso  que  sea  un  poco más sensato.  Con  demasiada  frecuencia  la  gente  va  en  busca  de  un  gran  gurú  muy evolucionado, pero eso no es lo que realmente necesitan, incluso aunque esa persona sea  accesible.  Lo  que  necesitan  es  una  ayuda  donde  ellos  están  en  un  momento determinado, es decir, en el estadio concreto del camino en el que se encuentran, y esa ayuda puede generalmente darla una persona budista cualquiera.

Dialogo y dualidad entre religiones

Estas primeras tomas del refugio se hacen de manera mecaniza al principio. Sin embargo son nuestra primera declaración de voluntad de querer unirnos a una nueva religión si bien habría que ser mas preciso en cuanto a ello. Mis primeras dudas y seguramente las de muchos que empezamos con este tipo de practicas  es si serian compatibles con lo que socialmente es ortodoxo, es decir ir a misa, confesarse, tomar la sagrada forma, etc. Esta duda se suele expresar de manera subjetiva, en mi caso, mi pena o perdida muchas veces estaba reflejado en la medalla de Jesús y María que me regalo mi abuela cuando nací o algún cura simpático al que conoces y le tienes cariño cuando no tu paso por un colegio de tradición católica, tus amigos, las ceremonias familiares en torno a la religión, la Misa del gallo en año nuevo.etc  Se que tres cuartos de lo mismo pasa con otras religiones establecidas de manera muy familiares, sociales y culturales.

La Gran Compasión y el Amor

Esta es una de las materias preliminares para quien aborda el Budismo en su primera fase. Lo es porque sentimos la llamada cuando no confianza ciega a todo aquello que desprende algo de amor, cuando mas, si nos esta ofreciendo la salvación, nada mas y nada menos que el fin del sufrimiento y la entrada en el cielo. Lógicamente esto esta condicionado, pero existe una promesa implícita en las religiones de oriente y occidente de llegar a un culmen. esto podría dar para otro POSt que a buen seguro hare mas adelante. Solo este apunte inicial.

Continuara en el siguiente Capitulo II

Meditación en la atención a la respiración

Ajahn Buddhadasa Bhikkhu

Anapanasati, desvelando los secretos de la vida por Ajahn Buddhadasa Bhikkhu (1906-1993), literalmente esclavo de Buda, fue un monje budista tailandés, perteneciente a la tradición theravāda.

Nació en 1906 con el nombre de Nguam Panid en Phumriang, al sur de Tailandia, de padre chino1 y madre Thai.2 A los 26 años, Budhadasa fue ordenado monje en Bangkok. Disgustado por la decadencia de la vida religiosa en su monasterio abandonó la capital y regresó a su tierra natal, instalándose en un templo abandonado.

En 1932, fundó Wat Suan Mokkh, el Jardín de Liberación, dedicado a la práctica de la meditación vipassana . Buddhadasa se centró en la práctica de anapanasati3 o atención a la respiráción. Buddhadasa se basó en su extenso conocimiento del canon pali y en su amplia experiencia personal.

En su madurez, las enseñanzas de Buddhadasa atrajeron a un gran número de estudiantes extranjeros a su templo y participó de manera activa en el diálogo interreligioso.

Falleció a los 87 años de un ataque cardíaco.

Vipassana Hot and Server: servicio en centro de meditación

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Acabo de regresar (22/07/2012) de un periodo de servicio de diez días en el Centro Dhamma Neru en Palautordera. En mi anterior POst escribía sobre mi experiencia en este Centro que sigue la tradición de la enseñanza de S.N.Goenka en la meditación Vipassana.

He trabajado en los servicios propios que son necesarios para satisfacer las necesidades de los meditadores durante un retiro de diez días. Fundamentalmente cocina y comedores así como limpieza. Se trata de ver la otra cara de la moneda de un Centro de Meditación en esta tradición donde durante los diez días que dura el curso se establece una formula de aislamiento y seguimiento con unos preceptos que no se pueden romper, como son no hablar, no comunicarte, salir del recinto y hacer las meditaciones según la técnica que se enseña además de no tomar intoxicantes, entre otros. Los participantes en el curso no realizan ninguna tarea a parte de meditar y satisfacer sus necesidades básicas. Para ello se monta un dispositivo del que he participado en el que hay que dar de comer y servir en un comedor entre otros servicios que se establecen para el buen desarrollo del curso. Desde dos profesores, un manager del centro de manera genérica, dos de manera particular para el curso, un coordinador de cocina, un manager de cocina, miembros de oficina (al menos 3), miembros del comité de cocina, de jardinería, etc, todos con gran merito, dedicación y constancia hacen su trabajo de manera gratuita. Normalmente este tipo de organización nos resultaría una eutopía de difícil formulación, si bien funciona a la perfección, al menos en los objetivos que se mantiene de realizar al menos dos cursos mensuales de diez días. Una labor heroica a sabiendas de lo dificultoso que es fluir en este tipo de eventos.

Mi experiencia nuevamente ha calado hondo. Normalmente me doy cuenta cuando se establecen dualidades criticas en mi sentimientos o sensaciones. El caso es que los primeros días recién llegado quise escribir algo somero y rápido pero mi mente igualmente no fluía y abundaba en acontecimientos, lo que me hacia saturarme al escribirlo. Ahora mas en perspectiva me decido a reintentarlo.

El servicio es en la cocina del Centro de Meditación que mantiene la Fundación Vipassana, donde no sabes apenas casi nada de lo que hay que hacer o donde están las cosas antes de empezar . Hay que seguir un menú y un protocolo, además de trabajar en equipo, ya que hay dar de comer a casi 80 personas al mismo tiempo, segregado por sexos en tres comedores. Es una tarea maratoniana, al menos los primeros días mientras te enteras de como funciona el sistema. También la exigencia en la forma de cocinar y presentar las comidas, en los grados de su temperatura o el mantenimiento del comedor correctamente según las necesidades de los comensales.

Otra parte importante que experimentas es las relaciones del equipo que se han ofrecido voluntario para este periodo. Entre nosotros no nos conocíamos y cada uno era de una parte, edad y forma de ser diferente, así se añadía mas emoción a la experiencia.

Un plus para los sénior hombres que sobrellevaban con disimulo y rubor la generosidad que ofrecían en sus virtudes las jovencitas mujeres. Mil perdones a todos, Miguel (al que llamaba insistentemente Emilio durante los primeros días) y que cumplió su papel de manager de cocina a la perfección. Darle las gracias por soportar los momentos de tensión  y mis burradas iniciales. También por compartir el ultimo día la comida con Bea en su casa y enseñarnos su huerto del que comimos, el regalito del elefante, sus charlas en la roulot en las que nos alojábamos, etc, ha sido muy generoso por su parte. Antonio, este genial Malagueño que nos amenizaba con sus charlas pausadas y llenas de humor con un toque de sabiduría andaluza en todo aquello que nos contaba. Aunque teníamos nuestros puntos de vista diferentes al elaborar el gazpacho, llegamos a un punto final de acuerdo.  Bea, la chica de mi quinta que asumió su papel desde el principio con enorme responsabilidad dando ejemplo de constancia y de dedicación. Su presencia se notaba añeja y cálida, sus preguntas y sus conversaciones llenas de profundidad. Como buen vasco va a las raíces profundas de las cosas. Ofreció su país, su casa y su ciudad a varios que preguntábamos por las condiciones laborales de su tierra. También como Miguel enormemente generosa. Sigo con Adela, vasca como Bea, matriarcal, se nota su naturaleza y iniciativa. Enormemente precisa en sus diálogos, cariñosa en su trato y por lo que veo en su Blog gran aventurera. Un lujo que continuó con Constanza, que era mi simétrica campanada de Gong en las  llamada que hacíamos una vez que habíamos servido ambos la comida en sus respectivos comedores segregados (hombres y mujeres). La llamada se hacia de manera precisa y puntual y era respondida por Constanza al mismo tiempo dando la profundidad que merecía la llamada al evento de las comidas. Esta chilena nos dio lecciones de sencillez, humildad y afecto en su trato. Me ayudo enormemente en mis tareas. Carolina fue la coordinadora e instructora inicial, un zafarrancho de instrucciones cuando iniciamos el servicio y que nos hacia movernos con celeridad y eficiencia cuando no sabíamos nada de como hacer una comida para 80 personas. Su carácter es eficiente, su capacidad de liderazgo y sus dinámicas de grupo casi de las series de chefs que trabajan en un restaurante para hacer una cocina sin llegar a caer en el pánico escénico de fracasar y la responsabilidad que ello conlleva . Se aprenden cosas con ella. De vez en cuando aparecía Mónica, una linda gatita que hacia del ejemplo una virtud y ayudaba cada vez que tenia un rato aun estando destinada en el servicio de las oficinas. Por ultimo las entradas y salidas de la manager del curso, Irene, a la que no conocí mucho pero amenizaba con su juventud y su esbeltez cada vez que pisaba nuestro territorio. Tendría que seguir aunque por economía de medios me perdonareis ya que la experiencia llega con un calado aun mas allá, las proyecciones son muy abundantes, constantes y me esforzare por no hacer de esto una novela.

En este tipo de retiro trabajas la conciencia de un manera especial ya sea por tu voluntad de dar este servicio, como la firme determinación de mejorar en tu practica. Tenias esta oportunidad en las tres meditaciones de grupo diarias y en las reuniones y posteriores meditaciones de Metta que se hacían al final de la noche. Acababas destrozado, tanto por la actividad constante física como por el esfuerzo de cumplir un horario preestablecido que incluía empezar a las 5.30 am y tras algunos descansos y meditaciones terminar sobre las 10 pm.

En otro orden de cosas, el calor se hacia notar. La sala y la humedad te hacia transpirar a borbotones tras la primera media hora en inmovilidad meditativa. Me recuerda a el nuevo modo del llamado hot-YOga que hace a la gente meditar en una sala a altos grados acondicionada a estos efectos. En este caso era un Vipassana-Hot.

Bueno, sin alargarme, una experiencia digna de vivir y recomendable para todos aquellos que quieran ver la otra cara de la moneda de un Centro de Meditación.

The Sunhitcher on the road without money

The Sunhitcher on the road without money

“El Sunhitcher es un libro sobre auto-stop. Y no me refiero a parar coches para viajar de un lugar a otro. No, auto-stop es aquí una metáfora de la vida: ser audaz, arriesgarse, fluir y descubrir lo que el universo tiene reservado para nosotros. Se trata de dejar que el destino decida quién nos acompaña en el camino y descubrir que no hay extraños, sólo AMIGOS QUE NO SE HAN CONOCIDO todavía. Se trata de convertirse voluntariamente en dependientes de otras personas y confiar en que todo va bien.

The Sunhitcher describe en detalle qué se siente al llevar una vida sin dinero y también contiene bastante crítica social, pero básicamente The Sunhitcher es una historia de amor. Se trata de encontrar el amor dentro de ti mismo, en tus relaciones con los demás y en la vida en general”
Tomi Astikainen

http://www.tomiastikainen.com/