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Un Hombre Bueno



Por Alejandra Sutil

No puedo dar mejor calificativo que el de, Hombre Bueno, esta corta frase globaliza todas las buenas obras de Vicente Ferrer, un hombre que tras vivir una guerra a la temprana edad de dieciséis años (fue requerido a filas en la llamada “quinta del biberón”) sufrió las miserias de una guerra despiadada, que despertó su afán de entrega por toda la humanidad desfavorecida. Ingresó en la Orden Jesuita y pronto marchó como misionero a Mumbay, donde comenzó una vida activa en favor de una población campesina y desamparada. Formó una pequeña cooperativa y excavaron los primeros pozos para el abastecimiento y canalización del agua para cultivos y semilleros. Obtuvo la cesión de unas tierras y levantó la primera escuela para campesinos y un hospital, poco a poco fue ampliando a una segunda escuela y una residencia para alumnos. La entrega y el trabajo duro de Vicente Ferrer se ganó a aquellas sencillas personas de corazón agradecido, y con ahínco, lucharon codo con codo junto a él, pero no todo el mundo quiso que la labor de este gran hombre se viese reconocida y, una vez más, la envidia de Caín se filtró por entre los sectores dirigentes que sintieron que podía ser una amenaza.

La Orden Jesuita mostró el descontento, el cariz que tomaban los acontecimientos podría perjudicar al jesuita, pero él, fiel a sus propósitos continuó hasta que un artículo en un periódico semanal (el Ilustrated weekly) y con el nombre La Revolución Silenciosa llegó la orden de expulsó a Vicente Ferrer obligando a salir del país en un plazo de un mes. Una protesta de políticos y líderes religiosos que se pusieron a su favor, abanderados por Madn Metha, fueron hasta Mombay a pedir justicia. A ellos se les unieron más de treinta mil campesinos que clamaron a favor del jesuita expulsado Vicente Ferrer. Indira Gandhi a favor de la tolerancia y el buen hacer de Vicente, consiguió la salida de este hacia España en calidad de vacaciones, en tanto buscaba una solución al conflicto. Ya en España y expulsado de La India, Vicente Ferrer levantó la primera Fundación Vicente Ferrer. La India reclamó a Vicente Ferrer, quien sin dudarlo, volvió para seguir con la labor de ayudar a los más desfavorecidos. Le asignaron unas de las tierras más humildes y desérticas del país, Anantapur, una zona donde existía la mayor ausencia de agua, y con ello, todo tipo de carencias. Fundó en La India la Fundación Vicente Ferrer. Este Hombre Bueno, luchó hasta su muerte y es reconocido por muchos países por su labor humanitaria. Ejemplo de vida, de lucha, de tesón… Estés donde estés te recordaremos por tus buenas obras Vicente. Está propuesto para el Premio Novel de la Paz en Oslo (Noruega) quiera Dios que allí ondee la labor que este hombre desarrolló en la tierra, y la Fundación Vicente Ferrer pueda seguir fructificando a favor de los campesinos y desfavorecidos y Anna Ferrer, su esposa y quien estuvo siempre su lado, pueda continuar esa espléndida labor. Apoyemos a la Fundación Vicente Ferrer para conseguir el Premio Nobel de la Paz.

Barcelona Colapsada


9/3/2010

Por Alejandra Sutil
El cielo tiene un blanco especial, la humedad es de un 93% la temperatura 2 grados, sensación térmica -2 grados.
Empieza a nevar, Sarah (mi nieta) ha venido a comer, su casa le coge lejos y tiene que entrar a trabajar a las tres. Trabaja en Diagonal frente al Palacio de Congresos, lleva unos zapatos de tacón altos, le advierto de la incomodidad del calzado en un día que amenaza nieve. Protección Civil aconseja que no se coja el coche y se utilice transporte público, Sarah coge el tranvía.

Apenas una hora después, nieva copiosamente, desde mi casa veo el caos que se está originando en la A-2 llamo a Sarah y le advierto que le va a ser difícil volver a casa si sigue nevando. A las cinco me llama y me dice que en el trabajo les han dicho que se marchen a casa, pero que los autobuses no funcionan y no hay taxis, que se va hacia el tranvía, yo intento decirla que el tranvía está cortado por la caída de un árbol en la vía pero la comunicación se corta, las líneas están colapsadas y no logro comunicarme con ella, me desespero, no se nada más de ella en toda la tarde. Por la televisión sé que está la cuidad colapsada, los trenes tampoco funcionan, la gente comienza a sentir pánico de quedarse toda la noche en ellos, en las carreteras hay miles de personas atrapadas, el caos es total.


Una vez más, reniego de las grandes urbes, las gentes estamos apiñadas en ellas, no hay infraestructura para algo tan natural como es una nevada, es una vergüenza cómo funciona Protección Civil. Ante mi casa, la A-2 en la salida de Barcelona, hay una curva pronunciada que no creo que cumpla con la ley de autopistas, es una bajada que, con esa curva, los coches en circunstancias normales tienen dificultades, en este caso, con nieve, los accidentes son múltiples, pero ¡Claro! En su día, tenían que evitar la expropiación del terreno que pertenecía a un alto cargo de la administración. Me indigno.
Me entra la nostalgia del pueblo, pienso en aquellos campos nevados, las gentes en sus casas, abastecidas sus despensas con la matanza, los jamones curados en sal y secos al aire puro de Soria, el lomo y las costillas en adobo, los chorizos y mocillas secos al calor del fuego bajo, los ajos, cebollas y tomatitos en ristras colgados en las despensas, los congeladores llenos de hortalizas y carnes, estos arcones congeladores están preparados para conservar el frío cuatro o cinco días, caso de fallar la energía eléctrica, el pan del horno casero aguanta una semana, intento llamar a mi familia en tierras de Berlanga (Soria) y, curiosamente, logro comunicación con ellos, están tranquilos, la Juliana y el Serafín (la baca y el burro) en el establo, llevan días que no pueden bajar a la dehesa, pero tienen pienso, el Chiqui (el perro) no se mueve de al lado de la chimenea, Josefa está haciendo punto de ganchillo, y Pascual cosiendo el serón del burro junto al fuego. Siento envidia de ellos, nunca tienen prisa, no temen a la nieve ellos saben que –año de nieves, año de bienes- Si, si, eso es en el pueblo, que en la ciudad… día de nieve, costalazo y desastres múltiples.
A las ocho de la tarde/noche, logro comunicarme con mi nieta, está llegando a su casa en San Feliu de Llobregat, desde Diagonal donde trabaja, por la autopista andando, ya que por carretera era imposible bajar las pendientes con nieve y los zapatos de tacón, ha andado durante tres horas por la nieve.
¿Es la gran ciudad progreso, arte y cultura? Sinceramente, me quedo con la cultura rural, el arte de la naturaleza y el saber, como los labradores, hasta donde permite la naturaleza proyectar para que el ser humano pueda vivir tranquilo. Pero desgraciadamente se proyecta para vender, se proyecte sólo con fines lucrativos, se proyecta, se construye, se inventa con ese único fin, aún sabiendo que estamos fustigando el medio ambiente, y la madre naturaleza se está “cabreando” y descarga agua sin control y nieva en primavera y a orillas del mar, y hay terremotos maremotos y tsunamis con más frecuencia de lo normal, y lo que es muy alarmante, cada vez hay mas funcionarios para trabajos inútiles, mientras recortan los presupuestos para la creación e investigación de energías renovables. Yo también estoy muy cabreada.

Haiti

Hoy recibo esta llamada de alerta de Alejandra Sutil:

En estos días grises en que el horror de Haití nos dejan imágenes desgarradoras, mi corazón no encuentra sosiego, y mi cabeza no deja de girar en todas direcciones. Siento que es, en estas circunstancias, cuando me pesan los años como planchas de acero. De tener treinta años, habría acudido a alguna ONG y estar al lado de quienes no tienen brazos para cobijar a los suyos. Siempre "llueve sobre mojado" y creerme, estas personas pese a que sufren continuamente el hambre el frío y el calor, guardan en su corazón el mismo amor por los suyos que, nosotros por los nuestros.
Pienso que pasados los primeros días en los que el mundo sentimos ese pellizco en el pecho, todo volverá a ser igual para nosotros, lo tristísimo, es que es entonces cuando tendríamos que seguir engrasando nuestros corazones para que sigan latiendo por todos esas personas que, será entonces, cuando tomen conciencia de la magnitud de su tragedia, es entonces cuando empezarán a sentir la falta de sus seres queridos, es entonces cuando se encontrarán con sus hijos mutilados, enfermos, y es entonces cuando sentirán que no tienen un techo donde cobijarse.

Aquí en España, nos quejamos de que no tenemos trabajo, somos unos pocos millones de personas las que estamos en paro. Pues tal vez sea una forma de estar ocupados mientras estamos ayudando a una buena causa, a hacer algo por una sociedad que sufre el azote del hambre en toda su crudeza, yo como ciudadana del mundo, siento una importancia tremenda. Se que son a los gobiernos a quienes les compiten ocuparse del mundo (que para eso les votamos y les pagamos) Me consta que los ciudadanos somos solidarios (generalizando) pero todos sabemos que nuestro aporte no es suficiente si no hay una buena organización, de esos pocos euros, solo unas pocas personas serán las privilegiadas, las justas para hacerse la foto de rigor los gobernantes, el resto se morirá por falta de tantas cosas...

Creo que con voz fuerte y clara, alguien podría orquestar algún tipo de ayuda, pactar con los gobiernos, poner por ejemplo, las empresas en paro, ponerlas al servicio de estas gentes, sin afán de lucro, solidarios cien por cien, con todo su equipo, los ingenieros con todos los técnicos, los arquitectos con sus colaboradores. Creo que nos sorprenderíamos la cantidad de gente que colaboraría, y en pocos meses, esas pobres gentes, tendrían un techo y cuatro paredes donde les resguardara del frío.

¿Es esto una locura pensarlo? Pues ¡Basta de hipocresías! Personas en acción es lo que estas gentes necesitan, no una limosna con la que repartir el hambre en los primeros días (que también).
... Esos bancos que se han quedado, en algunos casos, el cien por cien de las empresas, y que se permiten el lujo de competir con los grandes bancos mundiales (a costa de nuestros intereses) deberían estirar la mano y colaborar con unos pocos de esos intereses y aportar su colaboración para una labor humanitaria y desinteresada.
Pero ¡Claro! es mas emocionante, sugestivo y lucrativo y más tantas cosas...hacer una Torre Burj Dubai, aún a consta de no tener en cuenta si cumple con los requisitos de energías renovables, sostenibles y tantas cosas, que hacer cuatro paredes y un techo para estas gentes que, al fin y al cabo, ya están acostumbrados al dolor y el hambre ¡Basta!

La impotencia que siento es tal, que me dejaría colgar en la plaza del pueblo para que mi grito sea escuchado.
Siento tanto dolor, que no me deja llorar y las lágrimas me están ahogando en medio de un mundo adormecido.

Puedes ver el resto de la correspondencia que mantengo con Alejandra click aqui


En un Mundo de Colores por Alejandra Sutil

Vuelvo a compartir la serie novelada de la vida de Alejandra Sutil

21/10/09

Eran las siete de la mañana: Cuando suena el teléfono a tan temprana hora es inevitable el sobresalto, pero ese día, un especial sentimiento de miedo golpeó con fuerza mi corazón. Sin apenas fuerza en mi voz, dije ¿diga? La voz de mi amiga me pareció llagada a través de un largo túnel - David ha muerto -Un rayo que hubiese caído a mis pies no me habría causado mayor impacto, no pude ni preguntar qué había pasado, apenas pude decir, voy para allá. Mis pies se negaban a obedecerme, por unos segundos me quedé inmóvil.

David era el mayor de los tres hijos de Pilar, era toxicómano y llevaba dos años en rehabilitación, dos años luchando, ayudado por los Psicólogos del Centro Spot y con el incondicional soporte de su madre.

Pero… David (como tantos toxicómanos) tenía causas pendientes de juicio, faltas leves, pequeños robos en supermercados, tirones de bolsos etc. Pero al ser reincidente todo resultaba más grave, aunque pensábamos que al estar en rehabilitación las cosas no llegarían a mayores, nos equivocamos. Una justicia mal aplicada decidió que David debía ingresar en prisión, de nada sirvieron los informes de psicólogos y sociales que presentó.

El día anterior al juicio, el chico le había dicho a su madre- mamá yo no entro a la cárcel, sé lo que es, se que volveré a caer, y no quiero volver allí por nada del mundo- No volvió porque, el mismo día del juicio, y tras saber la sentencia, David, después de dos años, cogió su ultima jeringa y en los lavabos de un bar se inyectó la muerte.

Para quien no conoce el tema, la aplicación de la sentencia sería la correcta, pero para los que luchamos codo con codo con estos chicos, los que sabemos que David había ganado la mayor de las batallas, salir de la heroína, la condena se aplicaba fuera de lugar. Afortunadamente poco después este tema se solucionó con el arresto domiciliario en pisos de acogida con seguimiento de personal cualificado, a David no le llegó a tiempo.

Yo adoraba a este chico, era una persona encantadora, cariñoso, alegre, buena gente, su único mal había sido caer en el abismo de la droga, y cuando tenía la batalla ganada, la injusticia pisó sus manos cuando se agarraba con fuerza en su escarpada.

Aún yo recibiría otro impacto, este, de una enorme ayuda espiritual para mí.

Fue en su entierro, su madre pertenecía a una comunidad cristiana católica (Ultreya) David, en los dos años que llevaba en rehabilitación había hecho Cursillos de Cristiandad, con su carácter se había ganado a todos los componentes de aquella comunidad, todos lo querían, era amigo de todos y todos fueron a su entierro, nunca he asistido a un entierro tan multitudinario, aquél, además fue especial, los jóvenes le hablaban con desenfado, le recordaban sus reuniones de grupo, sus salidas, sus fiestas, era como un, suma y sigue en sus vida, como un hasta luego, hasta ahora mismo. Las flores apenas nos dejaban espacio libre, en el momento de introducir el féretro en el nicho todos cogidos por los hombros haciendo un inmenso semicírculo, cantábamos la canción ¡De Colores! Mientras nos balanceábamos siguiendo el compás, todos alegres, todos contentos, los que no conocíamos ni entendíamos nada de lo que estaba pasando allí nos contagiábamos, y cada uno iba diciendo frases desde el corazón, yo miraba a mi amiga y también ella cantaba, también ella con los ojos brillantes de emoción le decía a su hijo- David no te esperabas esto ¿eh? Dales un beso a los abuelitos-

Yo podía entender que sus amigos, los jóvenes, se pudiesen despedir de una manera tan desenfadada, pero la euforia de acompañar y dar abrigo todos juntos en su último viaje a David era desmedida… ¿y su madre? Cómo una madre en el entierro de su hijo era posible que pudiese cantar, pudiese beber de aquella manera tan amargo trago? Pensé. Aquí hay algo que yo no entiendo, conozco a Pilar y sé cuanto quería a su hijo, cuanto había luchado por él ¿Cómo podía aceptar aquello? Se me puso un nudo en la garganta que no me dejaba respirar, pero tampoco yo, sin entender nada, lloraba en ese momento por un chico al que quería tanto, yo me había pasado la noche llorando ¿porqué ahora cantaba con ellos? Mis ojos debieron delatar mis pensamientos porque Pilar me apretó la mano y me dijo- no estés triste, que David no quiere eso, él ahora es (metafóricamente) el cordero que se inmola para que nosotros seamos mejores-.

Quise saber como se vive la Fe desde otro prisma, desde la Ultreya, y pude comprobar que la aceptación del dolor es infinita si todo se ofrece en favor de esa misma Fe.

Hice Cursillos de Cristiandad, yo saqué otra forma de entender la vida, no llegué a vivir la Fe como ellos, pero me afianzó como persona, me sirvió para hacer mi apostolado desde mi propio camino, el que por circunstancias diversas elegí.

Hoy desde mi lugar de trabajo, que me permite cuidar y querer a unas personas necesitadas de amor, de todo el amor del mundo, los disminuidos psíquicos de la Fundación Privada Proa, continúo tratando de no olvidar mi condición de persona entregada a una buena causa, haciendo camino, dejando en él, aunque sea la débil luz de un candil.

Conversaciones con Alejandra Sutil

Hola Alejandra!!!

Estamos en este mundo con un conocimiento muy limitado y parcial de las cosas. Últimamente elabore una esencia floral según el método de Dr.Bach, de una flor que encontré en Londres en plena calle y parece que su efecto terapéutico es Why? en ingles, Por que?. Últimamente estoy con esa terrible pregunta que muchas veces nos agota hasta volver desde la aceptación y esa comprensión de que las cosas son así y hay que aceptarlas desde el propio desconocimiento. Pero claro, si ese conocimiento gira en torno a una verdad ultima, esta es sin duda la plenitud de sentirte bien ayudando y haciéndose sentir bien a otros.

Yo practico habitualmente Zazen con el padre Js Navarrete y hay muchos dichos sobre esta practica que se torna muy elemental y simplista para ir al origen de todas las cosas, a la esencia y madre del conocimiento. Y todo se viene a frases cortas y llenas de esencia, versos que sin un conocimiento del profundo significado de la meditación se vuelven demasiados cortos, palabras huecas o hechos que nos ocurren que pudieran parecer cotidianos y repetitivos. Pero que ahora, tras una meditación a media luz, con una barita de incienso y desde la mas absoluta intimidad de nuestro ser en su lucha por sobrevivir se nos muestra levemente mas plena y también mas vacía.

Creo que no lo conté nunca pero lo que mas me impresiono de Vicente Ferrer fue hacer de algo tan simple, tan elemental como sentarse al lado de una persona necesitada y compartir su dolor, a arrimarle un plato de comida y sentirse feliz por esa ocurrencia, a generar una fuerza universal que multiplico -desde esa sencillez multiplicar- como Jesús en su famoso reparto de peces y panes.....

Bueno seguiremos hablando

besos

Jorge

Los Vecinos del Barrio de Cartón por Alejandra Sutil

Salía de El Corte Inglés de Plaza Cataluña. Estaba cercana la Navidad, y estos almacenes cierran a las diez de la noche, ese día un frío siberiano helaba hasta el pensamiento.

En esas fechas todo el mundo tiene prisa, la ciudad es un reguero de gente cargada de paquetes, sus caras aparecen estresadas y sus conversaciones tienen un tono alto, los coches van acelerados y los cláxones suenan sin respeto.

Para evitar ese ajetreo, entro en una cafetería para dejar pasar un tiempo y pasear con tranquilidad. En apenas una hora, la ciudad cambia su decorado, el frío espanta a las gentes, las calles aparecen casi vacías y los vehículos son mínimos.

Siempre me ha gustado pasear por la noche en las grandes ciudades en esas fechas, los escaparates ofrecen sus mejores galas, las luces estratégicamente, resaltan el modelo estrella de cada una de las tiendas, los edificios más emblemáticos aparecen mágicos, la iluminación es todo un espectáculo. Las luces y las sombras… Un lenguaje fascinante.

Una señora arrastraba unos cartones de gran volumen y una mochila deslucida y pesada, descansaba cada tres pasos. Descubrí que sus pies también los arrastraba con dificultad. Yo no tenía prisa, y era más joven que ella (eso pensé al mirarla) me ofrecí para ayudarla, en su cara notaba que estaba enferma. No se negó, así que cargada con los cartones la seguí hasta la Calle Ribadeneira, justo detrás de El Corte Inglés.

El escenario que se abrió ante mis ojos era dantesco. Junto a La Casa de la Dona (Un centro de atención para la mujer) hay un rincón con una pequeña cobertura, en el suelo colocados en batería una docena de indigentes formaban un improvisado barrio de cartón, mujeres y hombres, jóvenes y menos jóvenes, unos “fumaban” otros se inyectaban, otros dormían, los menos, tenían una manta bajo una caja de cartón abierta por un lado a modo de caseta, otros, como esta mujer, se disponían a dormir con el suelo como lecho y el cartón como manta

¡Todos ellos, con el cielo como techo!

Al llegar, todas las miradas se centraron en mí, sentí un miedo terrible, pero en unos segundos, el dolor absorbió al miedo y con voz que quería ser jovial les dije ¡Aquí os traigo a la compañera! Le miraba a cada uno de ellos, escudriñaba sus ojos buscando sus intenciones, la mujer a la que acompañé, se quitó la bufanda que cubría cabeza y cuello y pude comprobar que era una chica joven algo más joven que yo, sin lugar a dudas. Ella les dijo- no seáis malos con esta mujer, que si no me ayuda no llego, creo que tengo fiebre

¿Quieres una aspirina? Creo que llevo en el bolso- le ofrecí, aceptó y busqué en mi bolso. Al abrirlo, las miradas se centraron en él, y de nuevo el miedo acudió a mí, saqué la aspirina y al ponerla sobre su mano comprobé que ésta estaba muy caliente – Creo que tienes mucha fiebre.

-Si, y estoy muy cansada, quiero dormir

¿Quieres que te acompañe a algún dispensario? debería verte un médico.

-No, no, con la aspirina me bajará.

Los compañeros le ofrecieron un cartón de leche, la joven dio un trago y se tomó la aspirina, rebuscó entre los cartones que habíamos transportado, y eligió uno, lo puso sobre el suelo y sacó de la mochila un trozo de manta mugrienta, la puso sobre el cartón y con otro se cubrió casi por completo, puso la mochila bajo su cabeza y cerró los ojos olvidándose de mí.

Sentí dolor, mucho dolor, y un sentimiento de impotencia tan fuerte, que me marché apresurada, pues sentía que las lágrimas corrían por mis mejillas.

Me olvidé de mi paseo nocturno por la ciudad. Había ido en el autobús con la intención de no tener problemas de aparcamiento y de regreso coger un taxi, directamente paré el primer taxi que pasó y regresé a casa.

No podía dormir, estallé en llanto al notar el calor de mi casa, sentí que yo no debía tener tanto derroche de calefacción, mientras esas personas de morían de frío, sentí remordimientos de ser privilegiada. Un sentimiento de culpabilidad se hizo fuerte, me derrumbé en el sofá rota de dolor e incapaz de soportarlo me levanté, cogí dos termos y los llené de leche caliente, galletas, magdalenas, e hice unos bocadillos de pan de molde (pues no tenía mucho pan en casa) abrí mi armario y cogí dos abrigos y algún jersey, cogí las mantas que pude cargar y con todo ello me fui hasta mi coche, antes de salir de casa, fui a las habitaciones de mis hijos que dormían felices y calentitos. Dí gracias a Dios por verlos así, pensé en los padres de aquellos jóvenes, estarían llorando preguntándose donde estarían sus hijos… Culpé a la sociedad (yo incluida) por permitir que estas cosas las veamos y nos quedemos de brazos cruzados.

Había pasado la media noche cuando paré el coche junto a ese improvisado barrio. Ya no tenía miedo ¿Qué me podía pasar? No llevaba dinero ni tarjetas de crédito, solo había cogido mi D.N.I. jamás daré dinero para la droga, pero ayuda para la recuperación de esos jóvenes ¡toda!

Desde ese día, siempre llevo mantas en el maletero de mi coche que, de tanto en cuando las tengo que reponer porque, siempre hay Alguien que Necesita Calor.

Dos meses después tuve la primera entrevista para entrar como voluntaria al servicio de jóvenes toxicómanos en rehabilitación y enfermos de sida terminales, junto con un grupo de amigas/os, de la mano del padre Ricardo Dasí, sacerdote de la pastoral de San Juan de Dios, en San Boi de Llobregat. En Mollet del Vallés, tuvimos el primer piso de acogida.

Tengo que decir que los mejores momentos de paz interior, los he tenido al sentar en mi casa y en mi mesa, a personas que yo he sabido que pasarían la Navidad solos, sin apenas conocerlos, e incluso, algún indigente.

Alejandra Sutil (2)

mujer

Continuo mi correspondencia con Alejandra y ella generosamente me manda sus experiencias que me resultan de mucha utilidad. Su grado profundo de entender las relaciones con personas marginadas, a modo de guía, manual de utilidad de su propia experiencia novelada.

Un Cielo Gris - Un Cielo Azul
Por Alejandra Sutil
… El se marchó de la ciudad, su mirada estaba en otro lugar, yo sabía que seria así, nuestra relación no podía tener futuro, su vida, sus inquietudes, su corazón, no me pertenecían. Los dos lo sabíamos, una parte de mi vida se iba con él Tenía que dar luz y color a mi vida, comenzar de cero, poblar mi existencia con otras almas, otras caras, otros colores… Reparé en la mirada perdida de alguien que, como yo, necesitaba ayuda, ayuda diferente, pero necesitaba mucha ayuda, mucha atención y mucho amor, no sufría solo su corazón, estaba enferma su mente, su cuerpo.
De repente, su mirada se centró en mi persona, capté su intención, la mirada que dirigió a mi reloj de oro lo descubrió, traté de encoger mi brazo y esconderlo bajo la manga de mi chaqueta, él, al mismo tiempo, notó mi temor, su mirada adquirió un profundo dolor, una dantesca desesperación afloró a su rostro, me hice fuerte ¿No tenía él más, mucho más, que perder que yo? Le sonreí, apenas una mueca de sonrisa. Le abordé sin tener la seguridad de salir ilesa.
-Te entiendo, entiendo por lo que pasas, si quieres te puedo acompañar a algún lugar donde puedan ayudarte, no a destruirte, sino a devolverte a la vida, a una vida con calidad, a quitarte la angustia que esta reflejada en tus ojos. Se derrumbó, sentí que el destino alumbraba el sendero por donde debía comenzar a caminar, y caminar en dirección donde había gente que, como este chico, estaban al borde del precipicio, tambaleándose ante el abismo.
- Tú no puedes entenderme, tú no puedes saber lo que es esto, tú no puedes saber lo que siento cada vez que tiro de un bolso, yo no soy un ladrón, es el monstruo que llevo dentro. -A ese monstruo podemos vencerle antes de que él te venza a ti y te destruya.
Me miró con incredulidad, de nuevo su mirada se fue a mi muñeca, donde el reloj apenas se escondía bajo la manga. Desabroché la cadena y cogí el reloj, lo puse sobre la palma de mi mano y le dije
- Mira a lo mejor este reloj nos saca de apuros. Vamos a tomarnos un café y hablamos. Metí el reloj en mi bolso, era un insinuante, un reclamo, debía esconderlo estaba siendo una tentación. Descubrí que, ante estos chicos, hemos de evitar este tipo de cosas, ellos luchan por conseguir un dinero para alimentar la fiera, esa fiera que está dentellando su cuerpo hasta darles muerte, si se lo ponemos fácil, van a robar con toda seguridad.
Estábamos en Plaza Cataluña, caminamos hacia La Rambla y entramos en la cafetería Zurit. Me explicó que se había marchado de su casa porque temía que la policía le fuese a buscar, tenía “asuntillos” pendientes. Yo le dije que, si íbamos a la asistenta social, podría darnos alguna solución, buscar un abogado, o alguna otra cosa, por último le sugerí ir al Spot, un centro de la Generalidad de Cataluña para toxicómanos en rehabilitación (esa era mi intención desde un principio, pero sabía que si se lo decía de entrada se negaría) le dije que yo le acompañaría. Se negó rotundamente, las manos le temblaban y le noté unos ligeros espasmos que me advirtieron que tenía que actuar de otra forma, más deprisa. El monstruo nos estaba ganando terreno. Le propuse una idea.
- Te acompaño al Spot, allí te proporcionan un abogado, y después te doy dinero para tu dosis (jamás daría dinero para droga, jamás colaboraré en esa destrucción, pero sabía que allí le darían Metadona y tenía que hacer que aceptase ir, después los psicólogos harían el resto, le ayudarían mejor que yo) aceptó, yo conocía este centro por una amiga que tenía un hijo toxicómano, y nos dirigimos andando hacía la plaza de San Jaime.
Lo dejé a buen recaudo, supe desde un principio que podía ser un chico recuperable porque había tristeza y nobleza en su mirada, pero también sabía que cada día de su vida, tendría que luchar contra la droga. Decidí que yo ayudaría siempre en esa difícil y terrible lucha (Más tarde entré como voluntaria en este centro, junto con mi amiga).

Alejandra Sutil




Llevo algun tiempo escribiendome con Alejandra. Ella, una gran apasionada de la arquitectura, conecto a traves de mi blog Jmmag y pudimos mantener una entrecortada serie de emails y alguna que otra sesión de chats.
Mi conexion con la arquitectura y mi pasion por el proyecto no me vino de mis 25 años en el sector de la construccion sino de mi experiencia en India y en la relación que mantuve con una legión de arquitectos que impulsaban proyectos de desarrollo. A partir de ahí y viendo que con un proyecto pensado y prototipado se podía hacer mucho bien a una comunidad y que el efecto inmediato de dicho éxito podía ser imitado en comunidades cercanas.
Hoy nuevamente Alejandra me trae inspiración. Y es que me remite una redacción bella de su introducción en el voluntariado social y su colaboración con grupos desfavorecidos a través de ONGs con las que colabora y que un buen día descubrió tras pasar ese puente que dentro de la insolencia que muchos no vemos nunca.

De Alejandra Sutil 12/9/09

Puentes de Conexión

No tenía ni aliento para un suspiro, ni puerta donde escapar, ni ventana donde saltar, todo, absolutamente todo estaba oscuro y denso. La vida me dolía hasta escocer. Tenía treinta años y sentía que mis pies no se afianzaban en un mundo en tinieblas, necesitaba huir iluminar mi camino, mi luz y mi guía se había apagado en un fogonazo cruel y despiadado. La mano amiga, la mano protectora, la mano cálida, me había soltado, y me quedé atrapada en las cuerdas de la libertad. No sabía el camino que debía coger. Vagué por un mundo de luces de neón, frenética y embrutecida, Cada día las mismas caricaturas sin nombres ni colores, a dentelladas quería quitarme la soledad y el frío de mi corazón, el ruido estridente de la música y el parpadeo de las luces de colores, apagaba mi grito. Tenía la seguridad que había cogido una senda equivocada – Tenía todo lo que era, y tenía solo eso – Serra Estellés. Hoy sé que, el destino tiende unos puentes de conexión, y ese puente tardé diez años en cruzarlo, porque… Un día, sentí que en medio de aquellas caricaturas, alguien me miraba y me decía, Ven, cerré los ojos y comencé e ver, tapé mis oídos y comencé a oír, toqué unos rizos, y comencé a sentir que otra música se instalaba en mis sentidos, tenía voz, tenía nombre, tenía color. Sentí que volvía a pisar suelo firme, Puse alas a mis emociones aletargadas y empezaron a revolotear, y me dejé balancear, me dejé llevar.

Caminamos por un camino con olores a tomillo, romero, hierbabuena… Viví un sueño al que no quise nunca darle nombre, ese sueño no tenía futuro, no tenía continuidad, era, es, un sueño imposible, pero hubo tanta belleza, tanta verdad, que sin necesidad de decirnos adiós, sabíamos que debíamos separarnos. Y de nuevo, otro puente se tendía bajo mis pies. Había una diferencia importante, esta experiencia había sido constructiva, bellísima, me despertó a un mundo de ilusiones, de ganas de vivir, de deseos de aprender, de ser útil, miré a mi alrededor y descubrí que había mucho por hacer, por tanto, aunque todo estaba igual de mal, yo estaba bien, tenía fuerzas para luchar, para emprender un camino sabiendo donde iba, y que hacer.

Descubrí otro mundo donde entregar mi amor, descubrí que entregando amor y ternura a quien más lo necesita, yo estaba recibiendo amor, diferente, pero llenaba mi corazón y mi vida, al mismo tiempo que era de utilidad para una sociedad marginada, una sociedad abandonada a meced de la droga, descubrí que había una sociedad anciana, que necesitaba compañía, descubrí que había enfermos solos, sucios, y sin apenas poderse alimentar, descubrí que, había que denunciar estos casos a la asistencia social, tenía que implicarme, y lo hice, me empleé a fondo por todos ellos, y ellos me dieron la razón de mi vida, la llenaron de hermosos paisajes, esto es recibir el amor en estado puro. Ahora pienso que nada pasa porque sí, todo tiene un porqué, ahora pienso que si yo no hubiese atravesado, aquel puente de luces de neón, no habría conocido a esa gran persona que fue mi pigmalion, si no hubiese tenido la sensatez de alejarme de un amor que sabía imposible, si no hubiese, sabido atravesar ese segundo puente con decisión y fuerza, mi vida no estaría llena de hermosos pasajes, no habría sentido la emoción, la satisfacción indescriptible de dar calidad de vida y calidad de muerte a esos chicos que habrían muerto, con la jeringa puesta, en la calle o en el lavabo de algún bar. No es tarea fácil, pero tampoco imposible. Pensé que con uno de los chicos que aparté de la droga es suficiente para sentir que mi trabajo no a sido inútil, con un solo de los chicos a los que pude dar un beso a la hora de su muerte, apretarle una mano y decirle, no estas solo, es suficiente para justificar mi esfuerzo, calidad de vida y calidad de muerte es a lo que todos tenemos derecho.